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¡Despierta!

LA MENTIRA

LA MENTIRA Unos de los peores “pecados”. Las mentiras destruyen las relaciones  entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, entre compañeros y, sobre todo destruye las relaciones de pareja, porque pierdes la confianza y  la fe en la persona que miente y una vez perdidas es casi imposible recuperarlas. La mentira, al igual que la calumnia, hacen mucho daño, sobretodo si son dichas de forma repetitiva. Por mucho que se repita una mentira, jamás se convertirá en verdad, nada conseguido de esta forma tendrá nunca ningún valor, y  jamás podrá acabar bien. Habrás pensado quizás en el refrán que dice: Cuando el río suena... agua lleva, pero lo que quizás no sepas, es que ese refrán tiene una segunda parte que dice:  o alguna mala mano  mueve las piedras. Y aún sabiendo que la razón por la que la mayoría de las personas mienten, es que tienen una autoestima muy baja y temen a la verdad, es inaceptable; la mentira destruye las vidas. Si como a Pinocho los mentirosos sufrieran  la vergonzosa experiencia de ver cómo les crece la nariz cada vez que dicen una mentira se lo pensarían antes de mentir, pero infelizmente no es así y tenemos que contentarnos con nuestra intuición (percepción o conocimiento instantáneo de una verdad o idea sin la participación de razonamiento alguno). Obedece a tu intuición a tu primera intuición, será fugaz,  ésa es la verdadera, no te dejes  engañar con segundos pensamientos. No  creas que es tan difícil, porque si te das cuenta la cara es el reflejo del alma, si sabes mirar está escrito en sus rostros. Lo que más me incomoda es que cuando le dices a un mentiroso que no le crees se ofende enormemente. Mark Thurston en su libro la Misión del Alma nos hace un relato poco común del cuento de Pinocho que merece la pena leer. El mentiroso es también un ladrón, porque roba la verdad. Para la religión egipcia, como para la de Zaratrusta y la de los druidas, como para Cristo y para San Juan, la mentira ya fuera pronunciada en la tierra o en el mundo de los espíritus, la mentira, bajo todas sus formas, era pecado capital (sin embargo, la Iglesia romana no la cuenta entre los pecados capitales). Jesucristo dijo: La Verdad os hará libres, seguid su consejo, os hará bien.

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