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¡Despierta!

¿UNA SOLA EXISTENCIA?

¿UNA SOLA EXISTENCIA?

Si creyéramos que nuestra vida  está limitada a una sola existencia, entonces sí carecería de sentido el sufrimiento y el dolor; pero si aceptamos  la superación de una época adversa  o de un mero contratiempo, si sabemos que está limitado a un espacio de tiempo, igualmente  aceptaríamos  los acontecimientos que afectan a toda un encarnación. ¿no te parece curioso que en un accidente de coche donde viajan cuatro personas, sólo una fallezca o tenga graves secuelas? ¿o en los accidentes de avión, cuando no le dan plaza a una determinada persona, esa persona se salva del accidente, o por el contrario, otra persona, sí que encuentra en último momento una plaza para ese vuelo y fallece? ¿Cuántas veces hemos visto cambios de último momento en cualquier circunstancia que ha sido favorable para unos y desfavorable para otros? Creo firmemente que todos nos iremos cuando hayamos terminado nuestra misión. La reencarnación es un concepto que figura en las grandes religiones del mundo y no se limita a las filosofías orientales. Profesa la tolerancia y la compasión, contesta numerosos interrogantes y da sentido hasta a los más mínimos aspectos de la existencia. Las reacciones kármicas no se producen siempre de modo inmediato, ya que una sola vida no es suficiente para alcanzar la Perfección. Todas las personas se reencarnan una y otra vez, esta es la razón de la aparente desigualdad entre los individuos, la causa de esto no hay que buscarla en un Dios que tenga preferencias, para Él todos somos iguales, sino en el propio Karma. Los pensamientos, palabras y acciones crean y resuelven el Karma y una de las maneras más sencillas de resolver el karma es aprender a atenuar el apego que uno tiene a actitudes y opiniones fijas que pueden o no ser verdad. La vida no es tan injusta como muchos pueden pensar, esta doctrina hace que seamos más tolerantes y comprensivos. Yo  encuentro una razón kármica para casi todo y esto me hace sentir mucho mejor, además de intuir que existe una razón por las que los demás actúan de determinadas formas aunque yo no esté en principio de acuerdo con ellos. He nacido bajo el seno de una familia católica, por lo cual me considero católica por nacimiento y en su momento, el hecho de descubrir que fue  en Concilio de Constantinopla, en el año 553,  cuando se votó la supresión de la doctrina de la reencarnación de los textos bíblicos, digamos que me tranquilizó. Creo en Dios (yo lo llamo Dios, otras personas lo llaman Fuente, Creador, Energía, para mí es lo mismo, es el Todo, aunque lo designemos de  manera diferente) de una manera ferviente, sin dudas, con una fe incondicional, pero no creo en un Dios castigador, creo en un Dios que actúe  como un padre, enseñando amorosamente, no castigando; además me resultaba inadmisible, según me habían enseñado, que el hombre, practicase la virtud para obtener recompensa y rehuyese del pecado sólo por temor al castigo.  Sería una postura hipócrita y la virtud no tendría ningún valor.  Tal como yo lo entiendo, cada alma tiene que cumplir un ciclo definido de reencarnaciones, con períodos de existencia puramente espirituales entre cada encarnación. Durante nuestra permanencia en el reino espiritual, se nos muestran  los errores que hemos cometido en la Tierra en nuestra vida anterior, que constituyen nuestra deuda Kármica y así tenemos  la oportunidad de ver las desagradables consecuencias de las decisiones contrarias al amor. Por consiguiente, durante esa permanencia en las moradas del alma, nos preparamos para llevar una vida más noble en nuestra siguiente vida en la Tierra, trabajando en nuestro perfeccionamiento, llevando una vida más constructiva, que compense lo anterior.

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