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¡Despierta!

HALLOWEEN

HALLOWEEN Siglos antes del Imperio Romano los reinos celtas ocupaban gran parte de Europa al norte de los Alpes. Los celtas se cuentan entre los grandes pueblos fundadores de Europa, su mundo se extendía desde Irlanda y parte de la Península Ibérica en el oeste hasta el centro de Turquía en el este. Hacia el año 400 a. C., los celtas empezaron a extenderse al sur de los Alpes para instalarse al norte de Italia, otros se dirigieron al este, desde donde un siglo más tarde invadieron Grecia y Asia menor. Durante los dos siglos siguientes los romanos conquistaron plazas fortificadas celtas, de modo que en el siglo I d. C., sólo Irlanda y algunas partes de Gran Bretaña seguían siendo verdaderamente celtas. Los celtas adoptaron el cristianismo en tiempos de los romanos, pero tras la caída de Roma en el siglo V d. C.,  los antiguos territorios quedaron bajo el poder germánico; y entre los siglos VI y VIII, en  Irlanda y algunas partes de Gran Bretaña se produjo un resurgir de la cultura celta. Los celtas paganos no dejaron documentos escritos, sus leyes, tradiciones y creencias religiosas eran de transmisión oral, así el conocimiento de su cultura se basa en los testimonios de observadores de la Grecia y la Roma clásicas, en restos arqueológicos y en textos irlandeses y galeses posteriores. Las principales festividades religiosas célticas tenían lugar cuatro días al año. La víspera del 1 de febrero recibía el nombre de Imboloc, fiesta consagrada a Brigit, diosa de la fertilidad. La víspera del 1 de mayo, la festividad de Beltaine, el pueblo encendía hogueras y honraba al dios Bel, divinidad de la vida y la muerte y se consideraba una purificación o reinicio. La tercera festividad era Lughnasa, estaba dedicada al dios sol, Lugh, conmemoraba a su madre adoptiva Taíltu y se celebraba en agosto. La cuarta, Samain,  se celebraba el 31 de octubre por la tarde y marcaba el final del año pastoral y el inicio del siguiente. Era el único período en que los espíritus del otro mundo se hacían visibles a los hombres. Con la llegada del cristianismo esta celebración se convirtió en la fiesta de la cosecha, que ha llegado hasta nosotros con el nombre de Halloween. Aunque ajenos a las costumbres anglosajonas, actualmente muchos países han adoptado esta festividad disfrazándose de espíritus malignos. Los niños disfrazados piden dulces y golosinas y si no son atendidos en sus demandas cometen alguna travesura “inocente” a los que les niegan estos pequeños obsequios.

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