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¡Despierta!

PROGRESAR EN LA SENDA ESPIRITUAL

PROGRESAR EN LA SENDA ESPIRITUAL

El amor, el odio, la cólera, la avaricia, el temor, la envidia, los celos, son emociones de la mente. Todas las malas cualidades proceden de la cólera. Por este motivo se enseña a los estudiantes de Yoga a controlar la cólera. De este modo las restantes cualidades negativas desaparecen por sí mismas. Más aun, las emociones afectan las glándulas endocrinas, que están gobernadas por el sistema nervioso y producen desórdenes en el normal funcionamiento de los órganos internos. A medida que progresamos en la senda espiritual, la mente superior controla gradualmente a la mente inferior, aunque para esta tarea se necesitan paciencia, fe y perseverancia. Aunque el hombre tiene en común con los animales algunas características tales como el hambre, la sed, la fatiga y el temor, que pertenecen a la mente inferior, solamente él posee el intelecto para controlarla. En esto consiste su superioridad sobre los animales. El dolor no es la naturaleza del alma. La cuestión de que el agua esté caliente muestra que la naturaleza del agua no es caliente, y si está caliente es porque existe una causa para ello (la unión con el fuego). Así como cuando el fuego (causa del calor) desaparece, el calor se desvanece, y el agua retorna a su estado frío original, así también el dolor y la aflicción causados por él, “Yo” y lo “mío”, se desvanecen a medida que transcurre el tiempo. Igual que el calor no es una propiedad del agua, así tampoco la aflicción es una propiedad inherente al hombre. Por consiguiente, el hombre buscará siempre únicamente la felicidad del ser y no el dolor del mundo sensorial. No hay acción que sea buena o mala en sí; su cualidad depende del motivo que la impulsa. En definitiva, todas las acciones, buenas o malas, son como cadenas que sujetan el alma a la rueda de nacimientos y muertes. Las buenas acciones aprisionan el alma con cadenas de oro y las malas acciones con cadenas de hierro. Pero mientras el alma está aprisionada, sean con cadenas de oro o de hierro, o ambas, es todavía un prisionero. La única forma para el hombre de romper las cadenas es abandonar todo pensamiento de recompensa de los frutos de sus acciones. Por esta renunciación, el alma se libera del ciclo de nacimientos y muertes. Esto nos dice Swami Vishnudevananda. Y el planeta Saturno nos enseña que los seres humanos únicamente ganan el libre albedrío a través del descubrimiento propio y éste no se produce hasta que las cosas se ponen tan oscuras que no hay otra salida.

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