Blogia
¡Despierta!

LA LEYENDA DE LOS SENTIMIENTOS

LA LEYENDA DE LOS SENTIMIENTOS

Cuenta la leyenda que una vez se reunieron en un lejano lugar de la Tierra 29  sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, les propuso: ¿jugamos al escondite? La Intriga levantó la cara intrigada, y la Curiosidad sin poder contenerse, pregunto: ¿cómo se juega? Es un juego explicó la Locura en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras vosotros os escondéis y, cuando yo haya terminado de contar tengo que encontraros a todos y cada uno. El entusiasmo se halló secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse ¿para qué?, si al final siempre la hallaban... la Soberbia opinó que era un juego muy tonto (le molestaba que la idea no hubiera sido suya) y la Cobardía prefirió no arriesgarse.

Uno, dos, tres... comenzó a contar la Locura.

La primera en esconderse fue la Pereza que, como siempre se escondió en la primera piedra que encontró, la Fe subió al cielo, y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse; cada lugar que hallaba le parecía mejor para cualquiera de sus amigos: ¿un lago cristalino? Ideal para la Belleza, ¿la rendija de un árbol? Perfecto para la Timidez, ¿el vuelo de una mariposa? Lo mejor para la Voluptuosidad, ¿una ráfaga de viento? Magnífico para la Libertad, así que terminó por ocultarse en un rayito de sol. El Egoísmo, en cambio, encontró un lugar muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... eso sí sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo del océano (¡mentira!, en realidad se escondió detrás del arco iris), la Pasión y el Deseo en el centro de dos volcanes, el Olvido... ¡se me olvidó donde se escondió!

Cuando la Locura contaba 999.999, el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo lo encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores. ¡Un millón! Contó la Locura y comenzó a buscar.

La Libertad (no se escondió, quería ser libre), para la Soberbia era poca cosa este juego (no fue idea suya), así que tampoco participó, el Aburrimiento, la Voluptuosidad (prefirió acicalarse), la Cobardía, la Timidez, y la apatía no participaron.

A la primera que encontró fue la Pereza, que se había escondido sólo a tres pasos de donde estaba contando la Locura, la segunda fue la Curiosidad, que estaba curioseando para ver dónde se habían escondido los demás, el Entusiasmo y la Euforia, estaban dando saltitos, así que fue fácil encontrarlos, después escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre zoología, y a la Pasión y al Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. Tras un descuido encontró a la Envidia y a la Intriga que estaban discutiendo y, claro, pudo deducir donde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió desesperado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza; con la Duda fue más fácil todavía, la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún en qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos: el Talento entre la hierba fresca, la Angustia en una oscura cueva, la Mentira detrás del arco iris (¡mentira, si ella estaba en el fondo del océano!), la generosidad detrás del rayito de sol, a la Alegría la escuchó reír y descubrió su escondite y hasta el Olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.

Pero el Amor no aparecía por ningún sitio.

La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo, en la cima de las montañas y, cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal y las rosas... cogió una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra:

 EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE, SIEMPRE, LE ACOMPAÑA

3 comentarios

AMBER -

Me complace haberte sido útil, lector 69, un saludo

lektor numero 69 -

sois wenisimos y m enkanta esta web es la lexe jeje vene bn pa sciales jeje k os valla bn

tu mdre en bragas -

sois toos jilipollas jajaja k kago n vsotros xdxd k no k s boma k me enkanta esta web y es la lexe estoy copiandi too pa mi webbbb xdxdxd