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LAO TZÚ

LAO TZÚ

El Taoísmo es un sistema religioso y filosófico chino, que data del siglo IV a.C. Entre las escuelas de pensamiento de origen chino, la influencia del taoísmo sólo ha sido superada por la del confucianismo. Las creencias filosóficas y místicas esenciales taoístas se encuentran en el Tao Tê-King (o Daodejing, Libro de la Vía y de la Virtud), un texto que data del siglo III a.C. atribuido a la figura histórica de Lao-tsé, y en el Zhuangzi, un libro de parábolas y alegorías que también data del siglo III a.C., pero atribuido al filósofo Zuang-zi. Mientras el confucianismo exhorta a los individuos a someterse a las normas de un sistema social ideal, el taoísmo mantiene que el individuo debe ignorar los dictados de la sociedad y sólo ha de someterse a la pauta subyacente del Universo, el Tao (Camino), que no puede ni describirse con palabras ni concebirse con el pensamiento. Para estar de acuerdo con el Tao, uno tiene que “hacer nada” (wu-wei), es decir, nada forzado, artificial o no natural. A través de la obediencia espontánea a los impulsos de la esencia natural propia de cada uno y al despojarse a sí mismo de doctrinas y conocimientos, se alcanza la unidad con el Tao y de ello deriva un poder místico (). Este poder permite trascender todas las distinciones mundanas, incluso la distinción entre la vida y la muerte.

Lao-Tzú, nació hacia el año 570 a.C. en Hai. Según cuenta la leyenda, fue dado a luz por una madre virgen que lo llevó en su seno durante ochenta y dos años hasta que un día mientras descansaba bajo la sombra de un ciruelo, una partícula de Sol semejante a una perla se introdujo por la boca de la virgen e hizo que se le abriera la axila y naciera Lao-Tzú. De nuevo encontramos cierto paralelismo en este obviamente simbólico relato con el misterio de la concepción de los evangelios. Conocido también como el Viejo Maestro se le atribuye la autoría del libro Tao Te King, que consta de 81 capítulos sin orden aparente. Según cuenta una leyenda, el original estaba escrito en palillos de bambú; pero un día los palillos cayeron al suelo y el libro se desordenó. Desde entonces se lee en desorden y quizás ésta sea la razón por la cual nunca lleguemos a comprenderlo en su totalidad. Aunque, esa misma leyenda dice también que los Sabios son capaces de ordenar de nuevo los versos y leerlo como es debido. El Libro siempre es el Hombre y de lo que se trata es de reordenarnos a nosotros mismos. Poco se sabe con certeza de su vida, pero se cuenta que después de viajar a diferentes países regresó a China y, que siendo funcionario, abandonó su carrera y se dirigió al Tibet montado a lomos de un buey negro donde se encontró con Yin Hsi, el cual le suplicó que escribiera sus enseñanzas, a lo que Lao Tzú accedió y luego de entregárselas continuó su camino.

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