Blogia
¡Despierta!

EL ZORRO

EL ZORRO

Un hombre paseaba por el bosque cuando se encontró con un zorro herido; la pobre criatura se había roto las cuatro patas mientras intentaba huir de un cazador. Estaba tan malherida que ni siquiera podía moverse para buscar comida. El hombre sintió lástima por el animal y decidió acercarse a él, pero mientras lo hacía vio un gigantesco oso que se asomaba entre los árboles arrastrando los despojos del animal que acababa de devorar. Al oso pareció no interesarle el zorro, de hecho, dejó caer parte de los despojos cerca del zorro y se marchó en busca de otro animal que llevarse a la boca. El zorro se abalanzó sobre la carne con enorme ansiedad.

Al día siguiente el hombre volvió al bosque y, vio que una vez más el oso había dejado un apetitoso bocado cerca del famélico zorro y, de nuevo vio como el zorro se abalanzaba sobre  la comida. El tercer día, volvió al bosque y vio que la escena se repetía. El hombre reflexionó sobre lo que había visto y se dijo:

Si Dios se preocupa tanto por el zorro ¿cuánto más se preocupará por mí? Mi fe no ha sido lo suficientemente fuerte, debo aprender a confiar en Dios con la misma intensidad que el zorro. Acto seguido el hombre se arrodilló en el bosque y con la mirada puesta en el cielo exclamó: Señor, el zorro me ha demostrado lo que es tener fe en ti, a partir de este momento me entrego a ti en cuerpo y alma. Confío en que me cuides como el oso cuida al zorro.

Dicho esto, el hombre se tumbó en el suelo a la espera de que Dios se ocupara de él. Transcurrió un día y no sucedió nada, comenzó a tener hambre, pasó el segundo día y nada acontecía, el hombre empezó a mosquearse; el tercer día cuando no había ni rastro de Dios, el hombre se enfadó y, mirando al cielo exclamó:

Señor quieres a ese zorro más que a mí. ¿por qué no te preocupas de mí con lo mucho que yo confío en ti? ¿por qué no me alimentas?

Por fin el hambre obligó al hombre a volver al pueblo. En una de las calles se topó con un niño hambriento. No pudiendo contenerse le manifestó a Dios su ira: ¿por qué no haces nada para ayudar a este pobre niño hambriento?

 

Ya lo he hecho, le respondió Dios. Te he creado a ti para que le ayudes; pero has decidido seguir el ejemplo del zorro y no del altruista oso. (fábula árabe)

0 comentarios