Blogia
¡Despierta!

QUIERO SER SABIO

QUIERO SER SABIO

El sendero hacia el conocimiento directo no es fácil. Nada realmente valioso se obtiene sin esfuerzo. Nunca se repetirá demasiado que no existen cosas tales como “dones” o “suerte”. Todo lo que uno tiene es el resultado del esfuerzo. Lo que a uno le falta en comparación con otro, está latente en sí mismo y puede desarrollarse empleando los medios apropiados. Si aquel que ha comprendido bien este concepto preguntara qué es lo que debe hacer para obtener el conocimiento directo, el siguiente relato le dará la idea fundamental del ocultismo.

            Un joven fue a ver un sabio cierto día y le preguntó: señor, ¿qué debo hacer para convertirme en un sabio? El sabio no contestó. El joven, después de haber repetido su pregunta cierto número de veces con parecido resultado, lo dejó y volvió al siguiente día con la misma demanda. No obtuvo tampoco contestación alguna, y entonces volvió por tercera vez y repitió su pregunta: ¿qué debo hacer para convertirme en un sabio?

Finalmente el sabio lo atendió y se dirigió a un río que por allí corría. Entró en el agua llevando al joven de la mano. Cuando  alcanzaron cierta profundidad, el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua, a pesar de sus esfuerzos para desasirse de él. Al fin lo dejó salir, y cuando el joven hubo recuperado el aliento, el sabio interrogó:

Hijo mío, cuando estabas bajo el agua, ¿qué era lo que más deseabas? 

Sin vacilar contestó el joven: aire, quería aire.

No hubieras preferido mejor riquezas, placeres, poderes o amor? ¿No pensaste en ninguna de esas cosas?

No, señor, deseaba aire y sólo pensaba en el aire que me faltaba  -  fue la inmediata respuesta.    

        Entonces, dijo el sabio, para convertirte en un sabio debes desear la sabiduría con la misma intensidad con que deseabas el aire. Debes luchar por ella y excluir todo otro fin de tu vida. Debe ser tú sola y única aspiración, día y noche. Si buscas la sabiduría con ese fervor, seguramente te convertirás en un sabio.

Este es el primer requisito fundamental que todo aspirante al conocimiento oculto debe poseer: un deseo ardiente, una sed abrasadora de conocimiento oculto; pero debe ser con un deseo intenso de ayudar a la humanidad, un olvido completo de sí mismo para trabajar para los demás.

0 comentarios