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¡Despierta!

LÍMITES

LÍMITES

Cuando mi hija me dio la noticia del atentado ocurrido en Francia al periódico satírico Charlie Hebdo, le manifesté mi opinión. Que no era otra que: partiendo de la base de mi total condena a los asesinatos, también creo que en la vida hay límites que no se deben pasar. Hasta la persona más bondadosa y evolucionada puede tener una actitud violenta si se siente agredida en lo que más quiere y, le puse el ejemplo de una madre. Muchas personas soportarían insultos y agravios hacia su persona, pero no reaccionarían igual si esos insultos hacen referencia a su madre o a algún ser muy querido. Cuál es mi sorpresa cuando escucho mis mismas palabras de boca del Papa Francisco, pienso igual que él, entiendo lo que quiere decir y le apoyo en sus manifestaciones. La libertad de decir todo lo que uno piensa tiene límites, si todos dijéramos lo que pensamos de los demás probablemente, además de granjearnos su enemistad, nos quedaríamos solos. Hay palabras que nunca se deberían haber dicho, simplemente porque hacen daño y no nos aporta ningún bienestar ya que no hay nada que ganar, con el tiempo, nos daríamos cuenta que de poco nos valió la ofensa y el daño  causado. Independientemente de esto, uno debe conocer a su enemigo para saber cómo combatirlo, y las personas que se mofaron públicamente del líder religioso de los musulmanes deberían haber tenido en cuenta que la mofa y la burla es una forma peligrosa de combate para unas personas que consideran que morir por su religión es un honor y un privilegio, sin importarles las vidas que se lleven por delante, deberían haber intuido que no se conformarían con una simple protesta. He escuchado comentarios a favor y en contra de las palabras del Papa Francisco y, en las personas que están en contra arguyen que dado su condición de católico, debería haber hecho alusión a las palabras de la Biblia sobre poner la otra mejilla y no considerar “normal” la reacción de los ofendidos. Por supuesto que con el transcurrir de los años hemos conseguido una total libertad de expresión, pero esta libertad de expresión tiene límites y, la provocación siempre puede tener consecuencias sorprendentes e inesperadas. Debemos respetar a los demás para que podamos ser respetados y, con esto quiero decir que hay puertas que no se deben abrir. Dijo Platón que la burla y el ridículo son, entre todas las injurias las que menos se perdonan.

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