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¡Despierta!

ACTITUD Y SENTIMIENTOS

TRECE LÍNEAS PARA VIVIR

TRECE LÍNEAS PARA VIVIR

1. Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.

2. Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

3. Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.

4. Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.

5. La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

6. Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa.

7. Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.

8. No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo.

9. Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando al fin la conozcas sepas estar agradecido.

10. No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.

11. Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y sólo ser  más cuidadoso en quien confías dos veces.

12. Conviértete en una mejor persona y asegúrate de saber quién eres antes de conocer a alguien más  y esperar que esa persona sepa quién eres.

13. No te esfuerces tanto, las mejores cosas suceden cuando menos te las esperas.

Recuerda:
"TODO LO QUE SUCEDE, SUCEDE POR UNA RAZÓN"

DESIDERATA

DESIDERATA

Camina plácido entre el ruido y la prisa
y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto sea posible y sin rendirte,
mantén buenas relaciones con todas las personas.

Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,
y escucha a los demás... incluso al torpe e ignorante;
también ellos tienen su propia historia.
Esquiva a las personas ruidosas y agresivas
pues son un fastidio para el espíritu.
Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado...
pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.

Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea;
ese es un verdadero tesoro en el azaroso cambiar de los tiempos.

Sé cuidadoso en tus negocios,
pues el mundo está lleno de engaños,
mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe...
Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales.

La vida está llena de heroísmo...
Sé sincero contigo mismo;
en especial, no finjas el afecto...
¡y no seas cínico en el amor!
Pues en medio de todas las arideces y desengaños...
es tan perenne como la hierba.

Acata dócilmente el consejo de los años
abandonando con donaire las cosas de la juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu
para que te proteja de las adversidades repentinas...
muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.

Sobre una sana disciplina...
¡sé benigno contigo mismo!...
Tú eres una criatura del Universo,
no menos que las plantas y las estrellas...
Tienes derecho a existir...
Y sea que te resulte claro o no...
indudablemente el Universo marcha como debiera.

Por eso...
debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de Él.
Y, sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,
conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida...
Aún con su farsa, penalidades y sueños fallidos...
el mundo todavía es hermoso...

Sé cauto... esfuérzate por ser feliz.

Max Ehrmann

LA MONTAÑA

LA MONTAÑA

En la selva vivían tres leones. Un día el mono, representante electo por los animales, convocó a todos los animales para una reunión en la que se decidiría quién sería el rey de la selva. El mono dijo: todos sabemos que el león es el rey de los animales, pero existen tres leones en nuestra selva, los tres son muy fuertes, pero sólo a uno deberemos rendir obediencia, así que debemos decidir cuál de ellos deberá ser nuestro rey.

Los tres leones comentaron entre sí: la reunión de los animales tiene mucho sentido, una selva no puede tener tres reyes. Somos amigos y no queremos disputar el puesto entre nosotros. ¿cómo harán para elegir a uno de nosotros?

Una vez reunidos y, después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres leones la decisión tomada. Encontramos una solución muy simple para el problema, los tres escalarán La Montaña Difícil y el primero que llegue a la cima será consagrado nuestro rey.

La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva; el desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la gran escalada.

El primer león intentó escalar y no pudo alcanzar la cima.

El segundo también lo intentó con todas sus fuerzas, pero no lo consiguió.

El tercer león, después de mucho esfuerzo, se dio por vencido y bajó derrotado.

Los animales no daban crédito, la prueba no había sido concluyente, ¿cómo elegirían un rey? En ese momento, un águila, grande en edad y sabiduría, pidió la palabra: ¡yo sé quién debe ser el rey! Los animales miraron expectantes al águila; ¿cómo? Preguntaron todos. Es simple, dijo el águila. Yo estaba volando cerca de ellos y escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.

El primer león dijo: ¡Montaña me has vencido!

El segundo león dijo: ¡Montaña me has vencido!

El tercer león dijo: ¡Montaña me has vencido, por ahora! Tu has llegado a tu tamaño final, pero yo todavía estoy creciendo.

La diferencia, dijo el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió. Y quien piensa así, su persona es más grande que su problema: él es el rey de sí mismo y está preparado para ser rey de los demás. Los animales aplaudieron entusiasmados al tercer león que fue coronado como el rey de los animales.

Mientras el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve (Proverbio griego)

NI UN PELO DE TONTA

NI UN PELO DE TONTA

Una sabia mujer, se despertó una mañana, se miró al espejo y, notó que tenía solamente tres cabellos en su cabeza. Hummm, pensó: creo que me voy a hacer una trenza, lo hizo y pasó un maravilloso día.

El siguiente día, se despertó, se miró al espejo y vio que tenía solamente dos cabellos en su cabeza. Hummm, se dijo, creo que me peinaré con la raya en medio. Lo hizo y pasó un día grandioso.

El siguiente día cuando se despertó, se miró al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza. Bueno dijo ella, voy hacerme una cola de caballo. Así lo hizo y pasó un día muy, muy divertido.

A la mañana siguiente cuando se despertó fue presta al espejo y enseguida vio que no le quedaba ni un solo cabello en su cabeza. ¡Qué bien! exclamó. Hoy no tengo que peinarme.

Tu actitud es todo. Sé siempre bondadoso con los demás, ellos también están entablando su propia batalla.

La vida no es esperar que la tormenta pase, sino aprender a bailar bajo la lluvia.

 

El mayor descubrimiento de cualquier generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas modificando sus actitudes mentales. (Albert Schweitzer 1875–1965) Premio Nóbel de la Paz 1952

La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede. Aldous Huxley (1894-1963) Escritor británico

EL ESCLAVO

EL ESCLAVO

¿Tú de qué eres esclavo? ¿De las heridas que recibiste cuando eras pequeño?, ¿de tus traumas de la infancia?, ¿de lo que alguien más decidió que fueras?, ¿de una relación que no te satisface?, ¿de un trabajo que no disfrutas?, ¿de la rutina de tu vida?

¡Ya libérate! tira ya ese costal que llevas en la espalda en el que guardas el resentimiento, el rencor y la culpa. Deja ya de culpar a otros y a tu pasado por lo que no marcha bien en tu vida. Cada día tienes la oportunidad de empezar otra vez. Cada mañana, al abrir los ojos, naces de nuevo, recibes otra oportunidad para cambiar lo que no te gusta y para mejorar tu vida. La responsabilidad es toda tuya. Tu felicidad no depende de tus padres, de tu pareja, de tus amigos, de tu pasado, depende solo de ti.

¿Qué es lo que te tiene paralizado?, ¿el miedo al rechazo?, ¿al éxito?, ¿al fracaso?, ¿al que dirán?, ¿a la crítica?, ¿a cometer errores?, ¿a estar solo?

¡Rompe ya las cadenas que tu mismo te has impuesto! A lo único que le debes tener miedo es a no ser tú mismo, a dejar pasar tu vida sin hacer lo que quieres, a desaprovechar esta oportunidad de mostrarte a otros, de decir lo que piensas, de compartir lo que tienes. Tú eres parte de la vida y como todos, puedes caminar con la frente en alto. Los errores del pasado ya han sido olvidados y los errores del futuro serán perdonados. Date cuenta de que nadie lleva un registro de tus faltas, solo tú mismo. Ese juez que te reprocha, ese verdugo que te castiga, ese mal amigo que siempre te critica, ¡eres tú mismo! Ya déjate en paz, ya perdónate, sólo tú puedes lograrlo.

¿Cuándo vas a demostrar tu amor a tus seres queridos?, ¿Cuándo te queden unos minutos de vida?, ¿Cuándo les queden a ellos unos minutos de vida?

El amor que no demuestres hoy, se perderá para siempre. Recuerda que la vida es tan corta y tan frágil que no tenemos tiempo que perder en rencores y estúpidas discusiones. Hoy es el día de perdonar las ofensas del pasado y de arreglar las viejas rencillas. Entrégate a los que amas sin esperar cambiarlos, acéptalos tal como son y respeta el don más valioso que han recibido: Su libertad.

Disfruta de tus relaciones sin hacer dramas. Si pretendes que todos hagan lo que tú quieres o que sean como tú has decidido, si pretendes controlar a los que te rodean, llenarás tu vida de conflicto. Permite a otros que tomen sus propias decisiones como has de tomar las tuyas, tratando siempre de lograr lo que es mejor para todos. Así podrás llenar tu vida de armonía.

Y por último, ¿Qué estás esperando para empezar a disfrutar de tu vida? ¿Que se arreglen todos tus problemas?, ¿Que se te quiten todos tus traumas?, ¿Que por fin alguien reconozca tu valía?, ¿Que llegue el amor de tu vida?, ¿Que regrese el se fue?, ¿Que todo te salga como tú quieres?, ¿Que se acabe la crisis económica?, ¿Que te suceda un milagro?, ¿Que por arte de magia todo sea hermoso y perfecto?

¡Despierta ya hermano!, ¡Despierta ya hermana!, ¡Esta es la vida!

La vida no es lo que sucede cuando todos tus planes se cumplen, ni lo que pasará cuado tengas eso que tanto deseas. La vida es lo que está pasando en este preciso instante. Tú vida en este momento es leer este párrafo, donde quiera que lo estés haciendo y con las circunstancias que te rodean ahora. En este momento tu corazón lleva sangre a todas las células de tu cuerpo y tus pulmones llevan oxígeno a donde se necesita. En este momento algo que no podemos comprender, te mantiene vivo y te permite, ver, pensar, expresarte, moverte, reír, ¡hasta llorar si quieres!

No te acostumbres a la vida, no te acostumbres a despertar todos los días y estar aburrido, o malhumorado, o preocupado. Abre tus ojos y agradece todas las bendiciones que puedes ver, agradece tu capacidad de oír el canto de los pájaros, tu música preferida, la risa de tus hijitos. Pon tus manos en tu pecho y siente tu corazón latir con fuerza diciéndote: “Estás vivo, estás vivo, estás vivo”.

Yo se que la vida no es perfecta, que está llena de situaciones difíciles. Tal vez, así es como se supone que sea. Tal vez por eso se te han brindado todas las herramientas que necesitas para enfrentarla: Una gran fortaleza que te permite soportar las pérdidas, la libertad de elegir como reaccionar ante lo que sucede, el amor y el apoyo de tus seres queridos.

Se también que tú no eres perfecto, nadie lo es. Y sin embargo, millones de circunstancias se han reunido para que existas. Fuiste formado a partir de un diseño maravilloso y compartes con toda la humanidad sus virtudes y defectos. Así está escrito en tus genes, en los genes de todos los seres humanos que han existido y en todos los que existirán.

Tus pasiones, tus miedos, tus heridas, tus debilidades, tus secretos y tu agresión, los compartes con todos tus hermanos. ¡Bienvenido a la raza humana! Esos supuestos defectos son parte de tu libertad, parte de tu humanidad.

Si te preguntas ¿Quién soy yo para decirte todo esto? Te contestaré que no soy nadie, soy simplemente una versión diferente de lo que tú eres. Otro ser humano más entre miles de millones, pero uno que ha decidido ser libre y recuperar todo el poder de su vida...

Fragmento del libro El Esclavo de Francisco J. Ángel

REGALA UNA SONRISA

REGALA UNA SONRISA

Una sonrisa cuesta poco,

Pero vale mucho.

Quien la da es feliz

Y quien la recibe la agradece.

 

Dura sólo un instante

Y su recuerdo, a veces

Perdura por toda una vida.

 

No hay nadie tan rico

Que no la necesite

Ni nadie tan pobre

Que no la pueda dar.

 

Produce felicidad en el hogar,

Prosperidad en los negocios y, es

Contraseña entre los amigos.

 

Es descanso para el cansado,

Luz para el desilusionado,

Sol para el triste

Y antídoto para los problemas.

 

No se puede comprar

Ni pedir prestada,

Tomarla o robarla;

Sirve sólo como regalo.

 

Y nadie necesita tanto

De una sonrisa como quien

Se olvidó de sonreír.

 

Sonríe siempre, porque la sonrisa

Es el mejor regalo

Que podemos recibir y

El mejor que podemos ofrecer.

 

Si con las prisas me olvido de

Darte una sonrisa, discúlpame :

¿tendrías la bondad de darme una de las tuyas?

 

Porque una sonrisa es la

Mejor cédula de identidad

Para caminar por la vida.

EL EXAMEN DEL TRIPLE FILTRO

EL EXAMEN DEL TRIPLE FILTRO

Soy una de esas personas bendecidas por el don de la fe, fe en Dios y fe en los hombres, y este artículo que quiero compartir con vosotros es la prueba que hay muchos seres de la nueva generación que se preocupan y les importa algo más que una vida material y vacía, personas que tienen la inquietud de “despertar”, se esfuerzan por mejorar su alma y tienen la inquietud de ayudar a los demás. Sócrates dijo: ¿No te parece vergonzoso cómo te preocupas por las riquezas, los honores y en cambio, no te preocupas ni te interesas por la inteligencia, por la verdad y por como mejorar tu alma? y también dijo: “habla para que yo te conozca” Borja ha hablado y merece la pena escucharlo (en este caso leerlo)

 El examen del triple filtro

En numerosas ocasiones caemos en conversaciones que derivan en críticas, chismorreos, medias verdades, interpretaciones parciales y juicios vanos y gratuitos de lo más despiadados. Es como si nos convirtiésemos en verdugos e hiciéramos pasar a algún conocido, amigo o familiar por el cadalso, camino de una pendular experiencia con una soga, a paso lento, empujado por sordos golpes de tambor en agónico redoble. Sin posibilidad de defensa, con el comentario de uno, se enciende el otro y el de más allá, que un cuarto, con una aportación extra, agranda la onda expansiva de la opinión y acabamos entrando todos al trapo, volviéndonos locos en un mar de críticas sobre una "víctima" acorralada, indefensa y además ausente por lo general.

La historia que ahora comparto con vosotros, se cuenta de Sócrates, y pido que la tengamos presente cuando en nuestro entorno y/o en las reuniones sociales en las que participemos, estemos en la tentación de caer en el juicio fácil, la crítica, el despellejamiento público o la simple "maledicencia" de quien sea. La historia dice así:

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:

¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?

Espera un minuto -replicó Sócrates-. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro.

¿Triple filtro?

Correcto -continuó Sócrates-. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir, es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.

El primer Filtro es el de la Verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?

No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y...

Está bien -dijo Sócrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.

Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el Filtro de la Bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?

No, por el contrario...

Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.

Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el Filtro de la Utilidad.

¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?

No, la verdad es que no.

Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?

Estoy convencido que si aplicamos estos filtros en nuestras conversaciones, nuestras relaciones sociales serían más limpias, más sanas y sobre todo más auténticas. El respeto cobraría fuerza y la aceptación del "legitimo otro" nos haría comprender cuan fácil es convivir y lo mucho que nos lo complicamos.

Cuando criticamos, estamos enjuiciando, y para enjuiciar hacen falta pruebas, hechos, datos concretos y específicos, veraces y contrastables… no valen interpretaciones convenidas, otros juicios tomados de terceras personas y emitidos como propios. Seamos responsables en nuestras relaciones, juguemos limpio. Muchas veces un silencio puede decir mucho más y compromete mucho menos.

¡Sé el cambio que quieres en el mundo!... como decía Ghandí.

UNA BELLA REFLEXIÓN

UNA BELLA REFLEXIÓN

Para leer mil veces

No estás deprimido, estás distraído...

Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos...

No caigas en lo que cayó  tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones; además, no es tan malo vivir solo.

Yo lo paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y, gracias a la soledad, me conozco... algo fundamental para vivir.

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene setenta años; olvidando que Moisés dirigía el Éxodo a los ochenta y Rubinstein a los noventa interpretaba como nadie a Chopin, sólo por citar dos casos conocidos.

No estás deprimido, estás distraído...

Por eso crees que perdiste algo. Lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto, no puedes ser dueño de nada.

Además, la vida no te quita cosas, te libera de cosas... te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas, son lecciones.

No perdiste a nadie. El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.

No hay muerte... hay mudanza. Y, del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la madre Teresa, tu abuelo y mi madre que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja porque nos hace desconfiados.

Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama está benditamente condenado al éxito que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor; entonces habrá plenitud y, en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo. Porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija, la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaron tres o cuatro meses de vida.

Dios te puso un ser humano a cargo, eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás.

Recuerda: amarás al prójimo como a ti mismo. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición.

Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber. Porque si no eres feliz, están amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar a seis millones de hermanos judíos.

Hay tantas cosas para gozar y, nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar, la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares, los ríos, el fútbol de los brasileños, las Mil y una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero, las poesías de Whitman, la música de Malher, Mozart, Chopín, Beethoven, las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso, Tamayo, entre tantas otras maravillas.

Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y, las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas) y, si le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado.

Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas.

Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.

Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.

El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?

Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él. Si Él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella. Él te manda flores cada primavera, Él te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú quieras hablar, Él te escucha, Él puede vivir en cualquier parte del universo, pero Él escogió tu corazón. Enfréntalo, amigo, ¡Él está loco por ti!

Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero Él si prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas y luz para el camino.

Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír.

Firmado: FACUNDO CABRAL

Y UN JOVEN DIJO

Y UN JOVEN DIJO

Y un joven dijo: Háblanos de la Amistad

Y él respondió, diciendo: Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades.

Es vuestro campo, que sembráis con amor y cosecháis con gratitud.

Y es vuestra mesa y, el fuego de vuestro hogar.

Porque acudís a él para saciar vuestra hambre y lo buscáis en procura de paz. Cuando vuestro amigo revela su pensamiento, no teméis el “no” en vuestra propia mente, ni retenéis el “sí”.

Y cuando él guarda silencio vuestro corazón no cesa de escuchar a su corazón.

Porque en la amistad, todos los pensamientos, todos los deseos, todas las expectativas, nacen sin palabras y son compartidos con callado gozo.

Cuando os separáis de vuestro amigo lo hacéis sin aflicción; porque lo que más amáis en él puede ser más diáfano aún en su ausencia, como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.

 

Y dejad que en la amistad no exista otro propósito que el de profundizar el espíritu.

Porque el amor que busca otra cosa que no sea la revelación de su propio misterio, no es amor, sino una red tendida y, solamente lo inútil es pescado.

 

Y procurad que lo mejor de vosotros sea para vuestro amigo.

Si debe conocer vuestra bajamar, dejadlo conocer también vuestra pleamar.

Porque ¿qué amigo es aquel que tuvierais que buscar para matar las horas?

Buscadlo con horas para vivir.

Porque es misión suya llenar vuestra necesidad, pero no vuestra vaciedad.

Y que en la dulzura de la amistad haya lugar para la risa y para los placeres compartidos.

Porque en el rocío de las pequeñas cosas el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.

 

Khalil Gibrán (El Profeta)

EL HIJO DEL PLANETA

EL HIJO DEL PLANETA

Cuando te encuentres sereno y contento en cualquier lugar del mundo...
Cuando todo lugar sea tu país...
Cuando no teniendo nada sientas que lo tienes todo...
Cuando en la opulencia luzcas humilde...
Cuando puedas devolver el mal por bien sin importar a quien...
Y veas a tu hermano en cada ser...
Cuando apliques que amar es solo dar y dar sin importar más nada que tan solo dar...
Cuando indiferente avances entre aquellos que te insulten y en el silencio les envíes tu perdón...
Cuando nadie pueda herirte
Ni por nada has de afligirte ...,
Cuando a quien te odie tu le des amor ...,
Cuando ejerzas la inocencia con conciencia ...,
Cuando busques el saber
Así como buscas el pan ...,
Cuando ames todo sin pasión ni posesión ...,
Cuando la realidad se imponga al fin a la ilusión
Cuando sepas aliviar las penas de aquellos que sufren ...,
Y tus labios digan solo la verdad ...,
Cuando hagas del deber un placer
Y el placer no sea más para ti un deber ...,
Cuando vivas el presente como lo único urgente ...
Cuando la bondad sea tu voluntad ...,
Cuando el egoísmo ceda al altruismo ...,
Cuando la impureza, ceda a la pureza y la virtud,

Entonces serás un hombre, serás una mujer,
Serás un ser que alcanzó la humanidad ...,
Serás un hijo del planeta ...,
Serás un ser que alcanzó la humanidad.

Madre Teresa de Calcuta (1910-1997)

Misionera yugoslava, nacionalizada india

EL CIEGO

EL CIEGO

En una transitada calle estaba un ciego con una gorra a sus pies y un pedazo de madera donde estaba escrito en tiza la frase:

 “POR FAVOR, AYÚDEME, SOY CIEGO”

Pasaba por allí un creativo, se detuvo ante él y observó las pocas monedas que había en la gorra. Sin pedirle permiso cogió el cartel, le dio la vuelta, tomó una tiza y escribió otra frase. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.

Por la tarde el creativo volvió a pasar frente el ciego que pedía limosna. Su gorra estaba llena de monedas y billetes. El ciego se percató de su presencia y le preguntó si había sido él el que había reescrito en la madera. El creativo le dijo que sí, que había sido él. El ciego le preguntó que frase había escrito.

El publicista le contestó:

Nada que no sea tan cierto como tu anuncio pero con otras palabras; sonrió y siguió su camino. El ciego no lo sabía, pero el cartel decía:

 

“HOY ES PRIMAVERA Y, NO PUEDO VERLA”

 

Debemos cambiar de estrategia cuando algo no funciona, a veces tan sólo una frase es suficiente para que el resultado sea mejor.

CUATRO ESPOSAS

CUATRO ESPOSAS

Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás, la obsequiaba con ricas vestiduras y la complacía en todo lo que deseara. También amaba mucho a su tercera esposa, presumía de su belleza y la mostraba en los reinos vecinos. También amaba a su segunda esposa, era paciente, y bondadosa con él. Era su confidente y cada vez que tenía un problema ella le ayudaba a superar los tiempos difíciles. La primera esposa del rey era una compañera leal y abnegada que le había ayudado a mantener la riqueza y el reino del monarca. Sin embargo él no la amaba y aunque ella le amaba profundamente él apenas le prestaba atención.

Un día, el rey enfermó y los médicos le dijeron que le quedaba poco tiempo de vida. Meditó acerca de su vida repleta de lujos y caviló: Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera estaré solo. Así que le preguntó a su cuarta esposa:

Te he amado más que a las demás, te he regalado las mejores vestimentas y te he cuidado con sumo esmero; ahora que me muero, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?

¡ni pensarlo! Contestó su cuarta esposa, y se alejó sin decir más. Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo afilado.

El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa:

Te he amado toda mi vida, ahora me estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?

¡no! Contestó su tercera esposa, la vida es demasiado buena, cuando mueras pienso volver a casarme. Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se quedó frío.

Entonces le preguntó a su segunda esposa: siempre te he buscado cuando tenía problemas y siempre has estado a mi lado en los malos momentos; cuando muera, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?

Lo siento, contestó su segunda esposa, en esta ocasión no puedo ayudarte, lo más que puedo hacer por ti es enterrarte. Su respuesta fue como un relámpago; entonces escuchó una voz que le decía:

Me iré contigo y te seguiré donde quieras que vayas. El rey dirigió su mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Le prestó atención y vio que estaba delgada y desnutrida; profundamente afectado el monarca pensó:

Debí atenderla mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo.

En la realidad de nuestras vidas, tenemos cuatro esposas. Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo; no importa cuánto tiempo y esfuerzo invirtamos en él, nos dejará cuando muramos.

Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riquezas; cuando muramos irán a parar a otras manos.

Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos; no importa cuánto apoyo nos hayan dado, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.

Y, nuestra primera esposa es nuestra alma; frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego. Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará donde quiera que vayamos.¡cuídala! es tu bien más preciado.

El filósofo griego, Sócrates (470-399 a.C.) dijo: ¿no te parece vergonzoso cómo te preocupas por las riquezas, los honores y, en cambio no te preocupas ni te interesas por la inteligencia, por la verdad y por mejorar tu alma?

AMISTAD

AMISTAD

Y un joven dijo: Háblanos de la Amistad

Y él respondió, diciendo: Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades.

Es vuestro campo, que sembráis con amor y cosecháis con gratitud.

Y es vuestra mesa y, el fuego de vuestro hogar.

Porque acudís a él para saciar vuestra hambre y lo buscáis en procura de paz. Cuando vuestro amigo revela su pensamiento, no teméis el “no” en vuestra propia mente, ni retenéis el “sí”.

Y cuando él guarda silencio vuestro corazón no cesa de escuchar a su corazón.

Porque en la amistad, todos los pensamientos, todos los deseos, todas las expectativas, nacen sin palabras y son compartidos con callado gozo.

Cuando os separáis de vuestro amigo lo hacéis sin aflicción; porque lo que más amáis en él puede ser más diáfano aún en su ausencia, como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.

 Y dejad que en la amistad no exista otro propósito que el de profundizar el espíritu.

Porque el amor que busca otra cosa que no sea la revelación de su propio misterio, no es amor, sino una red tendida y, solamente lo inútil es pescado.

Y procurad que lo mejor de vosotros sea para vuestro amigo.

Si debe conocer vuestra bajamar, dejadlo conocer también vuestra pleamar.

Porque ¿qué amigo es aquel que tuvierais que buscar para matar las horas?

Buscadlo con horas para vivir.

Porque es misión suya llenar vuestra necesidad, pero no vuestra vaciedad.

Y que en la dulzura de la amistad haya lugar para la risa y para los placeres compartidos.

Porque en el rocío de las pequeñas cosas el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.

CONSTANCIA

CONSTANCIA

La diferencia entre lo posible y lo imposible es la fuerza de tu voluntad, y este relato da prueba de ello.

En una pequeña escuela rural un niño era el encargado de encender una vieja estufa de carbón con la que calentaban el aula. Para realizar esta tarea se levantaba temprano y era el primero en llegar a la escuela y así, cuando llegaban sus compañeros y la maestra el aula estaba caliente. Una mañana al llegar los niños, encontraron la escuela envuelta en llamas y al niño inconsciente. Fue llevado rápidamente al hospital con la mitad inferior de su cuerpo con graves quemaduras.

El niño semiinconsciente oía susurrar al médico que le decía a su madre que lo más seguro es que su hijo moriría y, que realmente sería lo mejor dado la importancia de las quemaduras. A pesar de oír estas duras palabras, el valiente niño decidió que no quería morir sino vivir. Y con sorpresa para el médico, sobrevivió. Con el peligro de muerte superado, el niño volvió a oír al médico decir a su madre que el fuego había dañado terriblemente las extremidades inferiores de su cuerpo y que estaría condenado de por vida a ser un inválido, porque no podría usar sus piernas. En ese mismo momento el niño decidió que no sería un inválido, que conseguiría volver a utilizar sus piernas. Le dieron el alta, pero no tenía capacidad motriz y sus piernas colgaban sin vida. Pasaba el tiempo y a pesar de los masajes que su madre le daba en sus piernecitas todos los días, fue infructuoso el resultado. Pero el niño había decidido que no quería pasar toda su vida de la cama a una silla de ruedas, decidió que tarde o temprano andaría y estaba dispuesto a poner todo su empeño en ello.

Cierta mañana, su madre le llevó al jardín y, él entonces se tiró de la silla de ruedas y cayendo al césped comenzó a arrastrarse hasta la verja de madera del jardín; y con un ímprobo esfuerzo consiguió subirse a la barandilla de madera que rodeaba su casa. Agarrado a cada poste de la barandilla fue avanzando unos cuantos metros y así todos los días avanzaba más y más, tanto que con sus pies colgando hizo un pequeño surco en el césped que rodeaba la barandilla. Poco a poco gracias a su determinación, esfuerzo y a las oraciones de su madre consiguió primero mantenerse de pie, después dar un paso y parar, luego tambaleándose consiguió dar varios pasos y así empezó a caminar hasta que finalmente pudo correr. Empezó a ir al colegio caminando y después lo hacía corriendo y se dio cuenta que le correr le gustaba, tanto así que en la universidad formó parte del equipo de carrera sobre pista.

Años después este joven nacido en Atlanta (Kansas) el 4 de agosto de 1909 ejemplo de constancia, que no le dieron la esperanza de sobrevivir, de caminar y mucho menos de correr, se llamaba Glenn Cunningham y llegó a ser considerado el atleta estadounidense más grande de todos los tiempos, apodado como “el Caballo de Hierro de Kansas”. Participó en los Juegos Olímpicos de 1932 y 1936. Consiguió el récord mundial de los 1500 metros en 1934, con lo cual debemos entender que si nosotros hacemos lo que podemos,  Dios hará lo que no podemos.

 

Decía Ian Thomas (1914-2007) ¡Si fuéramos capaces de aprender la absoluta simplicidad de permitirle a Dios hacer lo imposible!

EL EMBARGO

EL EMBARGO

Señor juez, pase usted más alante

y que entren todos esos.

No le dé a usted ansia,

no le dé a usted miedo...

Si venís anteayer a apenarla,

os tumbo a la puerta. ¡Pero ya se ha muerto!

 

Embargar, embargar los avíos,

que aquí no hay dinero;

Lo he gastao en comida pa ella

y en boticas que no le sirvieron;

y eso que me quea,

porque no me dio tiempo a venderlo,

ya me está sobrando,

ya me está jediendo.

 

Embargar ese sacho de pico,

y esas hoces clavás en el suelo,

y esa segureja

y ese cacho de liendro...

¡Herramientas que no quede ni una!

¿ya pa qué las quiero?

 

Si tuvia que ganarlo pa ella,

¡cualquiera me quitaba a mí eso!

Pero ya no quiero ver ese saco,

ni esas hoces clavás en el suelo,

ni esa segureja,

ni ese cacho de liendro...

 

¡Pero a ver, señor juez: cuidaíto,

si alguno de esos osa tocarle a esa cama

ondi ella se ha muerto;

la camita donde yo la he querío

cuando ambos estábamos güenos,

la camita donde yo la he cuidao,

la camita donde estuvo su cuerpo

cuatro meses vivo

y una noche muerto!...

 

señor juez: que ninguno sea osao

de tocarle a esa cama ni un pelo,

porque aquí lo jinco

delante de usted mesmo.

 

Lleváoslo todo,

todo, menos eso,

que esas mantas tienen sudor de su cuerpo...

¡y me güelen, me güelen  a ella

cada vez que las güelo!

José María Gabriel y Galán (1870-1905)

REVOLUCIÓN DEL ALMA

REVOLUCIÓN DEL ALMA

Nadie es dueño de tu felicidad. Por eso, no entregues tu alegría, tu paz y tu vida en las manos de nadie. Somos libres. No pertenecemos a nadie. Y no podemos ser dueños de los deseos, de la voluntad o de los sueños de quien quiera que sea. La razón de tu vida eres tú mismo. Tu paz interior es tu meta en la vida. Cuando sintieras un vacío en el alma, cuando creyeres que aún te está faltando algo, aún cuando tengas todo, envía tus pensamientos hacia tus deseos más íntimos y busca la divinidad que existe en ti.

No te pongas objetivos que no estén al alcance de tus manos, abraza a los que están a tu alcance hoy. Si andas desesperado por problemas financieros, amorosos o de relaciones familiares, busca en tu interior la respuesta para tranquilizarte. Tú eres el reflejo de lo que piensas diariamente. Deja de pensar mal de ti mismo y sé tu mejor amigo siempre.

Sonreír significa aprobar, aceptar, facilitar, entonces, abre una sonrisa para aprobar el mundo que quiere ofrecerte lo mejor. Con una sonrisa en el rostro las personas tendrán la mejor impresión de ti, y tú estarás afirmando para ti mismo, que estás cerca de ser feliz.

 

Trabaja, trabaja mucho a tu favor, deja de esperar la felicidad sin hacer esfuerzos. Deja de exigir a las personas aquello que ni tú  has conquistado aún. Critica menos, trabaja más. Y, no te olvides nunca de agradecer, agradece todo lo que está en tu vida en este momento, inclusive el dolor. Nuestra comprensión del universo, aún es muy pequeña para juzgar lo que queremos que sea nuestra vida.  

La grandeza no consiste en recibir honras, sino en merecerlas.

 

Texto atribuido a Aristóteles 360 a. C.

APARIENCIAS

APARIENCIAS

El Emir entró en el estrado y se ubicó en la silla principal, mientras a su derecha e izquierda se hallaban los hombres más destacados de la nación; los guardias armados permanecían firmes y los que habían venido a presenciar el juicio se pusieron de pie y se inclinaron ante el Emir, cuyos ojos irradiaban un poder que infundía horror a sus espíritus y miedo en sus corazones. El Emir elevó su mano y ordenó: haced entrad a los criminales uno a uno y decidme qué crímenes han cometido. La puerta se abrió, los espectadores estaban ansiosos por ver la presa de la Muerte; al momento irrumpieron dos soldados con un joven con las manos atadas a su espalda, su rostro denotaba nobleza de espíritu y una gran fortaleza de corazón. El Emir lo miró fijamente y dijo: ¿qué crimen ha cometido este hombre que orgullosa y triunfalmente se halla ante mí? Uno de los jueces respondió: es un asesino; ayer mató a un oficial del Emir que se hallaba cumpliendo una importante misión en una de las aldeas de los alrededores; aún sostenía la espada sangrienta cuando fue arrestado. El Emir replicó con furia: devolvedlo a la prisión, al amanecer decapitadlo con su propia espada y abandonadlo en el bosque para que las bestias se alimenten con su carne. Los presentes lo miraban apesadumbrados pues era un joven en la plenitud de la vida.

 

Los soldados regresaron nuevamente de la prisión conduciendo a una joven mujer de delicada y etérea belleza, su pálido rostro denotaba las huellas de la opresión y el desconsuelo. Sus ojos estaban empapados de lágrimas y su cabeza inclinada bajo el peso del dolor. Después de observarla con mirada penetrante, el Emir exclamó: y, esta demacrada mujer, de pie ante mí como la sombra de un cadáver, ¿qué ha hecho? Uno de los soldados respondió: es una adúltera, su esposo la descubrió anoche en brazos de otro, después que su amante hubo escapado, el esposo la entregó a la justicia. El Emir la observó mientras ella alzaba su rostro inexpresivo y, ordenó: devolvedla al oscuro cuarto y acostadla sobre un lecho de espinas para que pueda acordarse del lugar de reposo que corrompió con su falta, dadle de beber vinagre mezclado con hiel para que pueda recordar el sabor de aquellos dulces besos. Arrastrad al amanecer su cuerpo desnudo fuera de la ciudad y lapidadla; dejad que los lobos se regocijen con la tierna carne de su cuerpo y los gusanos horaden sus huesos. Mientras la mujer se encaminaba a la celda oscura, la gente la miraba con lástima, la justicia del Emir los había dejado atónitos y se lamentaban de la muerte de la pobre mujer.

 

Los soldados reaparecieron trayendo consigo a un hombre de rodillas temblorosas y trémulo como un frágil arbolillo azotado por el viento. Parecía indefenso, débil y asustado, era pobre y miserable. El Emir lo escrutó con repugnancia e inquirió: y, este hombre inmundo que es como un muerto entre los vivos, ¿qué ha hecho? Uno de los guardias respondió: es un ladrón, entró al monasterio y robó el cáliz sagrado que los sacerdotes hallaron sobre sus ropas cuando fue arrestado. El Emir lo miró como un águila hambrienta mira a un pájaro con alas rota y, dijo: devolvedlo a la celda y encadenadlo y, al amanecer llevadlo hasta un árbol de gran altura y colgadlo entre el cielo y la tierra para que sus pecadoras manos perezcan y los miembros de su cuerpo se conviertan en partículas arrastradas por el viento. Mientras el ladrón regresaba tambaleándose a la prisión, los asistentes comenzaron a susurrar entre ellos diciendo: “cómo es que un hombre tan débil y hereje se atreve a robar el cáliz sagrado del monasterio?” En ese momento se levantó la sesión y el Emir custodiado por los soldados, abandonó la sala acompañado por todos los dignatarios mientras la concurrencia se dispersaba; la sala quedó vacía excepto por los lamentos y gemidos de los prisioneros.

 

Todo esto sucedió mientras yo permanecía de pie como un espejo en el que reflejaba el paso de los fantasmas. Meditaba acerca de las leyes hechas por el hombre para el hombre, contemplando aquello que las gentes llaman “justicia” y absorto en profundos interrogantes sobre los secretos de la vida traté de comprender el sentido del universo. ¿es que acaso existe algún poder capaz de arrastrar al asesino y al asesinado, al adúltero y a la adúltera, al ladrón y al despojado y, llevarlos ante una corte más excelsa y suprema que la corte del Emir?

Al día siguiente dejé la ciudad para dirigirme al campo donde el silencio revela al alma lo que ella anhela y, donde los cielos puros matan los gérmenes de la desesperanza que la ciudad alimenta con sus calles estrechas y sus lugares oscuros. Al llegar al valle, vi una bandada de cuervos ascendiendo y descendiendo colmando el cielo de graznidos. Mientras caminaba vi ante mí el cuerpo de un hombre colgado en lo alto de un árbol, el de una mujer muerta que yacía desnuda sobre un montículo de piedras y, el cadáver de un joven decapitado cubierto con una mezcla de sangre y tierra. Fue una visión horrible que cegó mis ojos cubriéndolos con un denso y oscuro velo de tristeza, miré en todas direcciones pero nada vi, salvo el espectro de la Muerte de pie ante aquellos restos fantasmales. Tres seres humanos, ayer en el regazo de la Vida, hoy víctimas de la Muerte por haber infringido las reglas de la sociedad. Mientras estos pensamientos me hostigaban, escuché el susurro de unos pasos sobre el césped. Me mantuve expectante y vi a una joven mujer que se acercaba entre los árboles; miró cuidadosamente hacia uno y otro lado antes de aproximarse a los tres cadáveres que allí había. Enseguida sus ojos se posaron en la cabeza del joven decapitado. Gritó horrorizada, se hincó y la rodeó con brazos trémulos; luego comenzó a derramar lágrimas y a acariciar los cabellos enrolados y cubiertos de sangre con sus dedos suaves, llorando con una voz que emanaba del fondo de un corazón destrozado. Ya no podía soportar lo que veían sus ojos. Arrastró el cuerpo hasta un hoyo y colocó suavemente la cabeza entre los hombros; cubrió completamente el cuerpo con tierra, y clavó sobre el sepulcro la espada con la que había sido decapitado el joven.

Mientras se alejaba caminé hacia ella. Se estremeció al verme; sus ojos estaban velados por las lágrimas; Suspiró y dijo:

-Llevadme ante el Emir si lo deseáis; prefiero morir y seguir a aquel que salvó mi vida de las garras de la desgracia, antes que dejar que este cuerpo sirva de alimento a las bestias feroces.

-No tengas miedo de mí -le respondí-, pobre criatura, pues yo he llorado al joven antes que tú lo hicieras. Pero dime, ¿de qué forma te salvó de las garras de la desgracia?

-Uno de los oficiales del Emir vino hasta nuestra granja a cobrar los impuestos -respondió ella, con voz lánguida y ahogada-, al verme, me clavó la vista como un lobo a una oveja. Impuso a mi padre un tributo tan pesado que ni siquiera un rico podría pagar. Me arrestó para llevarme ante el Emir como rehén a cambio del oro que mi padre no podía pagar. Le rogué que me liberara, pero desoyó mis ruegos pues era un hombre despiadado. Entonces clamé que alguien me ayudara, y este joven que ahora está muerto, vino a socorrerme salvándome de morir en vida. El oficial intentó matarlo, pero el joven cogió una vieja espada colgada en la pared de nuestra casa y le dio muerte. Él no huyó como un criminal, sino que permaneció junto al cuerpo del oficial hasta que la justicia vino a arrestarlo.

Después de haber pronunciado estas palabras que hubiera hecho sangrar de tristeza a cualquier corazón humano, la joven mujer desvió el rostro y se marchó.

Un momento después, vi que un joven se acercaba con el rostro oculto por un manto. Al aproximarse al cadáver de la adúltera, se quitó la prenda y cubrió con ella al cuerpo desnudo. Luego extrajo una daga que llevaba oculta bajo el manto e hizo un hoyo en el que colocó el cuerpo de la joven muerta con ternura y delicadeza, cubriéndolo de tierra y lágrimas derramadas. Después de hacer esto, arrancó algunas flores y las colocó respetuosamente sobre el tosco sepulcro. Estaba comenzando a alejarse, pero lo detuve y le dije:

-¿Qué parentesco le une a esta adúltera? ¿Y que fue lo que le indujo a arriesgar su vida viniendo aquí a proteger el desnudo cuerpo de las bestias feroces?

Al mirarme fijamente, noté que sus ojos reflejaban su desdicha. Entonces dijo:

-Yo soy el hombre infortunado  por cuyo amor esta mujer fue lapidada: la amé y me amó desde que éramos niños; crecimos juntos; el Amor, al que servimos y veneramos, era el amor de nuestros corazones. El amor nos unió y rodeó a nuestras almas. Cierto día me ausenté de la ciudad, y al regresar descubrí que su padre la había obligado a casarse con un hombre a quien no amaba. Mi vida se convirtió en una lucha continua, y todos mis días se fundieron en una sola noche larga y oscura. Traté de apaciguar mi corazón, pero él se resistía. Finalmente fui a verla a escondidas, y mi único propósito era mirar fugazmente sus hermosos ojos y escuchar el sonido dulce de su voz. Al llegar a su casa, la encontré lamentando, en soledad, su destino infortunado. Me senté junto a ella; el silencio era nuestra importante conversación y la virtud nuestra compañía. Una hora apacible de comprensión había transcurrido cuando su esposo entró a la casa. Le sugerí cautelosamente que se contuviera, pero él, apretándola con ambas manos, la arrestó hasta la calle, y vociferó:

¡Venid, venid a ver a la adúltera y a su amante! Todo el vecindario se precipitó al lugar. Poco después vino la justicia para llevarla ante el Emir, pero los soldados me ignoraron. La ignorancia de las Leyes y la rigidez de las costumbres castigaron a la mujer por el error de su padre, y perdonaron al hombre.

Después de haber hablado así, el hombre se marchó hacia la ciudad, mientras yo permanecí contemplando, el cuerpo del ladrón suspendido en lo alto de aquél árbol, balanceándose levemente cada vez que el viento sacudía las ramas, y como si esperara que alguien lo bajara y lo extendiera sobre el pecho de la tierra junto al Defensor del Honor y al Mártir del Amor. Una hora después, apareció una llorosa mujer de aspecto frágil y desdichado. Se detuvo ante el ahorcado y oró respetuosamente. Luego trepó al árbol con dificultad y mordió la soga con sus dientes hasta cortarla. El cuerpo inerte cayó al suelo como' un enorme trapo mojado Entonces ella descendió del árbol, cavó un hoyo y enterró al ladrón junto a las otras dos víctimas. Después de cubrirlo de tierra, tomó dos trozos de madera y confeccionó una cruz que colocó sobre la cabeza del Muerto. Al volver el rostro para encaminarse hacia la ciudad, le detuve y le dije:

-¿Qué fue lo que la ha movido a venir y enterrar este ladrón?

Me miró con desdicha y dijo:

-Es mi fiel esposo y compasivo compañero; es el padre de mis hijos: cinco muertos de hambre; el mayor tiene ocho años y el menor es apenas un lactante. Mi esposo no era un ladrón, sino un granjero que trabajaba en las tierras del monasterio, y comíamos lo poco que los monjes y sacerdotes le daban cuando volvía a casa al anochecer. Trabajó para ellos desde muy joven, y cuando ya no pudo trabajar más lo despidieron, aconsejándole que regresara a su hogar y que enviara sus hijos reemplazando en cuanto crecieran. Les rogó que les permitieran quedarse en nombre de Jesús y de los ángeles del cielo, pero ellos desoyeron sus ruegos. No se apiadaron de él ni de sus hambrientos hijos que lloraban desconsoladamente clamando alimentos. Fue a la ciudad en busca de trabajo, mas en vano, pues los ricos sólo emplean hombres fuertes y saludables. Entonces se sentó en la polvorienta acera y extendió la mano a todo el que pasaba, rogando y repitiendo la sórdida canción de su fracaso en la vida, sufriendo de hambre y humillación. Pero la gente rehusó ayudarlo, pues decía que los haraganes no merecen limosnas. Una noche, el hambre atormentó angustiosamente a nuestros hijos, especialmente al menor que trataba de mamar de los pechos ya secos. La expresión de mi esposo cambió, y abandonó la casa bajo el manto de la noche. Entró al granero del monasterio y tomó un saco de trigo. Al salir, los monjes, recién despertados, lo azotaron despiadadamente y luego lo arrastraron. Al amanecer lo llevaron ante el Emir y lo acusaron de haber entrado al monasterio a robar el cáliz de oro del altar. Fue encarcelado y ahorcado al día siguiente. Sólo trató de llenar los estómagos de sus pequeños hijos hambrientos con el trigo que había sembrado con su propio esfuerzo, pero el Emir lo mató utilizó su carne para llenar los estómagos de las aves y las bestias.

 

Me aferré al silencio, pero si la gente comprendiera lo que el silencio le revela, estaría tan próxima de Dios como las flores del valle. Si las llamas de mi alma suspirante hubieran alcanzado los árboles, éstos hubieran abandonado sus sitios y marchando con sus ramas como un poderoso ejército contra el Emir, y derribando el monasterio sobre las cabezas de esos monjes y sacerdotes. Allí permanecí contemplando los sepulcros recientes, mientras una agradable sensación de compasión y toda la amargura de la tristeza brotaba de mi corazón: el sepulcro de un joven que sacrificó su vida en defensa de una frágil doncella, cuya vida y honor había rescatado de las garras y los dientes de un depravado; un joven que había sido decapitado en recompensa por su arrojo; y su espada había sido clavada sobre el sepulcro por aquella a quien el joven había salvado, como un símbolo de heroísmo ante el rostro del sol que brilla sobre el imperio abrumador por la estupidez y la corrupción. El sepulcro de una joven mujer cuyo corazón se había encendido de amor antes de que su cuerpo fuera arrebatado por la avidez, usurpado por la lujuria, y lapidado por la tiranía... Ella se mantuvo fiel hasta la muerte; su amado depositó flores sobre el sepulcro para hablar, durante unos minutos que iban marchitándose, de esas almas bendecidas y elegidas por el Amor entre aquellos a quienes las cosas terrenas habían enceguecido y la ignorancia enmudecido. Y el último era el sepulcro de un hombre desdichado, agobiado por el arduo trabajo de las tierras del monasterio, que clamó por alimentos para calmar el hambre de sus pequeños y a quien le fue negado. Recurrió a la mendicidad, pero la gente no le prestó ayuda. Cuando su alma lo guió a recobrar una pequeña porción de lo que él mismo había cultivado y cosechado, fue arrestado y muerto a azotes. Su desdichada viuda clavó una cruz sobre la cabeza del esposo muerto, como un testigo que, en el silencio de la noche, se yergue ante las estrellas del cielo para acusar a aquellos sacerdotes que convirtieron las bondadosas enseñanzas de Cristo en filosas espadas con las que decapitan y destrozan los cuerpos de los débiles. El sol se ocultó tras el horizonte como fatigado por los problemas del mundo y hastiado del sometimiento de la gente. En ese momento, el anochecer comenzó a desplegar un delicado velo que surgía desde lo profundo del silencio, y a extenderlo sobre el cuerpo de la Naturaleza. Alargué mi mano señalando los símbolos de los sepulcros, alcé los ojos al cielo, y grité:

-¡Oh, Heroísmo, esta es tu espada, ahora bajo la tierra! ¡Oh, Amor, esta es tu flor, consumida por el fuego! ¡Oh, Señor Jesús, esta es Tu Cruz, hundida en la oscuridad de la noche!

 

No siempre las cosas son lo que parecen, este es un pequeño resumen de una de las tres historias de las que consta el libro Espíritus Rebeldes, obra del escritor libanés Kahlil Gibrán escrita en 1908 titulada El Llanto de los Sepulcros, cuyo texto nos dice cuán injustos podemos llegar ser. Todo en la vida tiene dos caras, sólo podremos juzgar cuando escuchemos ambas partes de una cuestión y, aún así lo más seguro es que si juzgamos a alguien, nos estemos equivocando,  aunque creamos tener razón. En este libro, Kahlil Gibrán refleja su rebeldía y su crítica hacia las costumbres sociales. Los obispos católicos ordenaron la quema de este libro en una plaza de Beirut en el año de su publicación. Merece la pena leerlo.

DE PASO

DE PASO

Un turista ávido de conocimiento buscaba incansablemente a través de medio mundo personas sabias de quien aprender las enseñanzas de la vida. En cierta ocasión llegó a la ciudad de El Cairo buscando a un sabio de quien le habían hablado, así fue a visitarle y quedó sorprendido de la austeridad de la vivienda de tan famoso sabio. Constaba de una única estancia con una cama, una mesa, una silla y muchos libros apilados en una estantería. ¿dónde están sus muebles?  Preguntó. El sabio inmediatamente también preguntó: ¿y dónde están los suyos? ¿los míos? Se sorprendió el turista. ¡pero si yo estoy aquí solamente de paso! Yo también.. le dijo el sabio.

Todo lo material es temporal, aunque algunos se empeñen en vivir como si fueran a quedarse aquí eternamente olvidándose de las cosas que de verdad dan la felicidad.

CUATRO

CUATRO

Hay cuatro cosas en la vida que resultan muy difíciles de recuperar:

 

Una piedra después de haber sido lanzada al aire

Una oportunidad, después de haberla perdido

El tiempo después de haber pasado

Una palabra después de haber sido pronunciada

 

Cuatro actitudes que nos pueden ayudar a alcanzar la felicidad:

 

Trabajar como si no se necesitara el dinero

Cantar como si nadie nos oyera

Bailar como si nadie nos viera

Amar como si nunca nos hubieran herido

 

Y,

 

Cuatro sentencias dignas de tener en cuenta:

 

El trauma de la verdad es más digno que el consuelo de las mentiras

Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas

Los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego

Cuando apuntas con el dedo, tres dedos te señalan a ti

 

 

El pasado ha huido, lo que esperas está ausente, sólo el presente es tuyo

LOBOS EN EL CORAZÓN

LOBOS EN EL CORAZÓN

Un abuelo le decía a su nieto: me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Un  lobo es violento y vengativo, el otro amable, bueno, lleno de amor y compasión. El nieto se queda pensativo y le pregunta: Abuelo ¿quién de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón? El abuelo contestó: Aquel al que yo alimente...