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¡Despierta!

DECIR NO

DECIR NO

No es egoísmo decir no cuando sea necesario, es un indicio de madurez, de saber lo que quieres; por experiencia se que se tarda en comprenderlo. Si piensas que te van a querer menos por decir “no” cuando lo consideres necesario, te equivocas. Uno de mis grandes errores ha sido el  pensar que al decir sí a todo, lo estaba haciendo “bien”, ¿bien para quién?; no te engañes, si se hace algo que de verdad no se quiere hacer o que no estás de acuerdo, o que lo harías de otra forma, el final será desastroso; y si tú no te sientes bien, nadie a tu lado lo estará. Pero, no abrigues resentimientos contra nadie y menos contra ti si en alguna ocasión eres débil, forma parte del proceso de aprendizaje. Debemos tener paciencia, paciencia con nosotros mismos, paciencia con los demás y paciencia con la vida. Ni hagas, ni te hagas reproches; es doloroso e inútil para ambas partes; vive y deja vivir. No le des a las cosas más importancia de la que tienen, no seas tú quien lance la manzana de la discordia.

Eris, la diosa de la discordia, la única no invitada a la boda del Rey Peleo y de la nereida Tetis, arrojó resentida a la sala del banquete una manzana de oro destinada “a la más hermosa”. Como las tres diosas más grandes del Olimpo, Hera, Atenea y Afrodita, decían que la manzana era suya, y Zeus se negó a elegir entre las tres diosas que aspiraban a la manzana; ellas le pidieron al mortal Paris, príncipe de Troya, que diese su fallo. Todas intentaron sobornarlo: Hera le ofreció ser un poderoso gobernante; Atenea, que alcanzaría una gran fama militar, y Afrodita, que obtendría a la mujer más hermosa del mundo. Paris seleccionó a Afrodita como la más bella, y como recompensa eligió a Helena de Troya, la mujer del rey griego Menelao.  Y, así este hecho es conocido como el Juicio de Paris. El rapto de Helena por Paris condujo a la guerra de Troya.

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