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¡Despierta!

DÁTILES

DÁTILES

En un oasis escondido en medio del desierto, se encontraba de rodillas bajo una palmera datilera, un viejo llamado Eliahu. Su vecino Hakim se detuvo a abrevar a sus camellos, cuando vio a Eliahu cavando en la arena.

¿qué tal anciano? Le dijo:

Muy bien contestó Eliahu sin dejar de hacer su tarea.

¿Qué hace aquí con este calor y esa pala en las manos?

Siembro dátiles, contestó el viejo.

¡Dátiles! Repitió el recién llegado y, cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez. El calor ha dañado tu cerebro querido amigo. Dime, ¿cuántos años tienes?

Ochenta, pero eso ¿qué importa?

Mira amigo, la datilera tarda más de cincuenta años en crecer y después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Aunque vivas hasta los cien años, difícilmente podrás cosechar lo que estás sembrando. Deja eso y ven conmigo.

Mira Hakim, yo comí dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto... y, aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.

 

Dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera. Einsten (1879-1955)

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