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MITOLOGÍA MEXICANA

MITOLOGÍA MEXICANA El calendario Cuauhxicalli  conocido como la Piedra del Sol o Calendario Azteca, es un monumento de piedra de una sola pieza. Fue esculpido bajo la dominación del sexto monarca azteca Axayacatl en honor a Tonatiuh, dios del Sol, considerado el rey de todos los cielos, regía el Universo en todas sus manifestaciones. Ocupando un lugar especial en la estela se encuentra, para algunos, la placa de consagración que recuerda el año de construcción del Calendario Azteca 13-caña (13-Acati), equivalente  al año 1479 d.C. Los numerosos motivos esculpidos en el Calendario Azteca, parecen relacionarse con la astronomía, la cronología y la cosmogonía de los antiguos mexicanos. Los aztecas, los quichuas de Guatemala y miztecas coincidían sobre la eternidad de la materia coincidían sobre la eternidad de la materia, entendiendo que al principio solo existían el firmamento y el suelo inundado por el agua. Un antiguo mito cosmogónico de origen nahuano dice que, entonces, una pareja divina compuesta por Citlatonac “el que reside en el cielo”, y su esposa Citlalicue “la madre universal”, dieron origen al mundo de los dioses y de los hombres. Esta pareja recibió diversos nombres, según fueran los puntos en que se adoraba, pero aún, bajo interpretaciones distintas, se encuentra una misma díada generadora. No se encuentran los símbolos básicos del Sol y la Luna, los cuales aún no existían, sino con los también clásicos Cielo y Tierra del politeísmo. La mitología mexicana clasificaban cuatro edades cósmicas: la de la Tierra, la del Aire, la del Fuego, y la del Agua. Fue en la Edad del Fuego cuando Citlalicue, que ya había tenido de Citlatonac algunos hijos, dio a luz al cuchillo de sílex, Tecpatl, de modo que los demás hijos del matrimonio se sintieron abochornados por tan extraño hermano y lo estrellaron contra la Tierra, cayendo el cuchillo de sílex en un lugar llamado Siete Cavernas en donde se quebró en mil seiscientos pedazos, cada uno de los cuales se convirtió después, en una divinidad. Al querer estas nuevas divinidades tener gentes a su servicio, su madre les dio permiso y aconsejó que uno de ellos fuera a robar un hueso al País de los Muertos, hueso que se rompió en añicos mientras huía de regreso. Entonces los mil seiscientos hermanos mezclaron con su propia sangre los trozos de este hueso y al cabo de cuatro días nació de la mezcla, un varón mientras que cuatro días más tarde, nacía una hembra. Tal fue la primera pareja humana que pobló la Tierra. Ocelotonatiuh (sol del Jaguar), se le considera como la primera y más antigua de las cuatro épocas cosmogónicas. En ella habitaron los gigantes que crearon los dioses, vivían en cuevas, no trabajaban la tierra, y su base alimenticia estaba formada por raíces y frutos silvestres. Esta época finalizó con ataque de los jaguares a los gigantes. Ehecatonatiuh, (sol del viento), segundo sol o segunda época, durante la cual la raza humana fue destruida por fuertes huracanes y vientos. Para protegerlos, los dioses transformaron a los hombres en monos a fin de que no fueran arrastrados por estos fenómenos naturales; de ahí la relación de los hombres con los simios. Quiauhtonatiuh, (sol de la lluvia de fuego), representa la tercera época cosmogónica. En ella todo fue extinguido por una lluvia de lava y fuego, y se transformó al hombre en ave para que volara y sobreviviera a la catástrofe así originada. Atonatiuh, (sol de agua), significa la cuarta era, la cual fue destruida por fuertes y tormentosas lluvias que cubrieron las más altas montañas. La humanidad, para salvarse de este diluvio universal, se transformó en peces para sobrevivir. Nahui–Olin,  (sol de terremoto), misterioso símbolo predominante que representa la era del quinto sol, es decir, próximo fin de la humanidad en el planeta.

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