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¡Despierta!

ACTITUD Y SENTIMIENTOS

MADRE NATURALEZA

MADRE NATURALEZA

Siento que la Madre Naturaleza está enfadada con nosotros, está claro que no se considera bien tratada. Y, tal como hacemos los humanos, siente que todo tiene su límite, es decir, hasta aquí hemos llegado. Y así, actúa como cualquier Madre cansada de avisar a sus hijos una y otra vez que recojan, limpien, y ordenen su habitáculo. Primero da avisos y, después cansada de los avisos infructuosos, tira la toalla; es decir, se rinde y toma medidas más drásticas. Y, tal como se hace con los niños pequeños que no recogen sus cosas, mete en una bolsa todo lo desperdigado por la casa y amenaza con tirarlo a la basura, a sabiendas que de esa forma reaccionarán y empezarán entonces a colocar todo en su sitio. La Madre Naturaleza no sólo nos amenaza, sino que nos obliga ahora a parar, a meditar, a cambiar nuestros hábitos de conducta, a no ir por libre, a darnos cuenta que nos necesitamos los unos a los otros, que no todo vale. Nos conduce por el camino de la solidaridad, un camino al parecer olvidado. El Universo, a su manera quiere restablecer la armonía perdida, quiere compensar las consecuencias que el cambio climático ha causado. Y sin previo aviso, decide cortar por lo sano permitiendo que nos llegue un enemigo invisible que nos agrede a todos por igual, seamos de la raza, economía, cultura, ideología, edad, o profesión que seamos. Nos impulsa a estar confinados, a no tener contacto físico, a aprender a convivir horas y horas con nuestras familias intentando evitar el enfrentamiento y el conflicto. (conflicto es la expresión de una falta de armonía o equilibrio en una persona) y, puede que sea ésta la oportunidad que tengan estas personas conflictivas para buscar en su interior la verdadera razón de su conflicto. El artículo fácil o difícil es una buena guía para meditar sobre la convivencia.

Confío en que de nuevo aprendamos a valorar el tiempo, los abrazos, el contacto, las palabras…

Qué triste tener que llegar a situaciones límites por simple desidia. En nuestra defensa no podemos argüir que no sabíamos que con nuestro incívico comportamiento podríamos llegar a esta situación. Pitágoras decía:

Educa a los niños y no será necesario castigar a los hombres.

Reflexionemos ahora en cómo queremos que sea el mundo mañana y cómo podemos contribuir para mejorarlo. Ya no somos cinco continentes, somos sólo uno. La buena noticia es que ya el aire es más limpio, más respirable, las aguas más cristalinas, al parecer en los canales de Venecia se ven peces dónde antes sólo se veía oscuridad. Qué lástima que no aprendiéramos el significado de la frase: “aprecia lo que tienes, antes que se convierta en lo que tuviste”.

Ahora es nuestra oportunidad de rectificar, de tomar las decisiones adecuadas, de dar valor y prioridad a lo que realmente lo tiene. Todo lo material es temporal y, aunque muchos se empeñen en vivir acumulando bienes materiales como si fueran a quedarse aquí eternamente, que no olviden que, al partir, NO TE LLEVAS NADA, sólo nuestras buenas acciones.

 Inmersos en una sociedad que nos deniega tiempo para pensar, meditar, buscar y encontrar el motivo por el cual hemos venido a esta vida, ahora por fin nos encontramos con ese bien tan preciado que es el tiempo para poder entender que el egoísmo nunca aportará a nuestra alma ningún bien. En cambio, la generosidad nos dará muchas satisfacciones. No nos desanimemos, ya sabes, el desánimo puede empañarte el espejo por las mañanas, pero no puede impedir que veas quién eres y a dónde quieres llegar. A estas alturas de la vida, por pura experiencia empírica, acepto como cierto el proverbio lapón que dice “una gema no se pule sin fricción, ni un hombre se perfecciona sin pruebas”

Ahora nuestra meta es entender el don de la paciencia. Os voy a recordar este pequeño gran cuento que leí en el libro Múltiples Moradas de Gina Cerminara:

Un caracol, una fría mañana de invierno empezó a subir por el tronco congelado de un cerezo. Mientras se movía lentamente hacia arriba, un escarabajo sacó la cabeza por una grieta del árbol y dijo: ¿Qué haces? voy a comer cerezas. Estás perdiendo el tiempo, no hay cerezas arriba.” El caracol prosiguió su camino y contestó:  Las habrá cuando llegue.

Dice un refrán persa que la paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces.

Somos todos iguales, nacemos y una vez cumplido nuestro destino morimos. Pero más importante que el destino, es cómo recorremos el camino. Ahora quizás sea el momento de releer el artículo: La maleta

 Mi Madre siempre decía que mortaja del cielo baja. Ahora ha tenido que ser el Covid-19 el que nos haga comprender y dar sentido a este refrán italiano: una vez terminado el juego el rey y el peón vuelven a la misma caja.

“lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”, este proverbio árabe, nos dice ahora, que aprovechemos nuestro presente. Cambiemos de actitud, erradiquemos la negatividad. El mayor poder destructivo del pensamiento reside en la influencia negativa que nuestra propia actitud mental es capaz de ejercer sobre nosotros si le damos esa posibilidad. Llenemos el mundo de energía positiva, mostremos a quienes sólo perciben energía negativa a su alrededor que lo que se irradia es lo que se obtiene, lo que fomentamos es lo que atraemos. La voluntad del hombre puede influir en la Providencia cuando se es un alma buena que cuenta con el apoyo del cielo, porque estamos bajo su divina tutela.

Me gusta pensar que lo que mueve el mundo es el AMOR y no el dinero y, si no es así, LO SERÁ. Es cuestión de paciencia. 

Una cosa más, en la medida de los posible, atended y cuidad de los mayores. Ellos os han dedicado una gran cantidad de su “tiempo” en detrimento de sus necesidades personales.

Jorge Cafrune en fragmentos de Martín Fierro canta así: La cigüeña cuando es vieja pierde la vista y, procuran en su edad madura, cuidarlas sus hijas pequeñas, aprendan de las cigüeñas este ejemplo de ternura.

Hasta que el polvo se asiente, durante un tiempo nos veremos “obligados” vivir un tiempo de introspección.

 

Ten fe en Dios, ten fe en la vida. Inténtalo otra vez.

DIVORCIO

DIVORCIO

Todo en la vida es cíclico, el amor no es una excepción, los ciclos terminan y las relaciones también. ¿Las razones? Infinitas. La primera, el desamor. Pero el desamor no es un sentimiento que ocurra de la noche a la mañana, el desamor se gana a pulso, y así, un día se encuentran que han perdido aquello que creían tener seguro. Bien triste es tener que perder algo para poder apreciarlo ya que pocas veces en la vida se recupera lo perdido. El amor hay que cuidarlo, dijo Platón: el que aprende y aprende y no practica lo que aprende, es como el que ara y ara y nunca siembra, y el amor es lo más parecido a la siembra. En las relaciones, sobre todo las sentimentales, el esfuerzo para mantenerlas vivas  es cosa de dos y, cuando sólo uno tira del carro puede llegar a cansarse. Hasta la mejor persona se cansa de mover montañas por quién no mueve por ella, ni una piedra. La segunda, se me ocurre que es que queremos conseguir a la persona amada por los medios que sean, aunque ello suponga presentarnos como personas que realmente no somos. Para ello les diremos las cosas que quieren oír y, nos presentamos como personas que no somos en realidad, es decir, seremos capaces de fingir para obtener lo que queremos. Decía Calderón de la Barca: fingimos lo que somos, seamos pues lo que fingimos. Pero el fingimiento no es para siempre y es entonces cuando nos relajamos y nos mostramos tal cual somos y es entonces cuando la relación se rompe.  Existen cuatro pilares básicos para una relación honesta: sentimiento, sinceridad, respeto y un camino en común. Y la tercera es porque evolucionamos por direcciones diferentes y la evolución es un viaje sin  retorno que como en una escalera, todos la subimos peldaño a peldaño, cada peldaño es un nivel y, así vamos cambiando de nivel... Aunque dolorosas, las relaciones terminan y, terminan cuando ninguno de los dos puede aportar o aprender nada del otro. Lo lamentable es la manera de separarse, pocos son los que están dispuestos a dar la mayor prueba de amor a quien un día quisieron, que es dejarlo marchar. Después de una separación las personas deben estar con quien quieran estar, y dejar que el río de la vida les lleve hacia donde el Todopoderoso haya dispuesto.

 

Y quien tuviera hijos les digo: la responsabilidad y la educación de los hijos pertenecen al padre y a la madre por igual, y ambos deben satisfacer sus necesidades, sobre todo, las emocionales.  Hacer daño a la pareja a través de los hijos es mezquino e injusto. Está en vuestra mano conseguir que se desarrollen como personas válidas, mentalmente sanas, sin traumas, sin manipulaciones pueriles que les lleve a acercarse a uno de los dos a cambio de algo material, sólo causaríais perjuicios que serán insalvables en el futuro. Dadles un buen ejemplo de amor, coherencia y sentido común.

 

Y como dice Paulo Coelho: No te preocupes por las personas de tu pasado, hay una razón por la que no llegaron a tu futuro.

NUESTRA BANDERA

NUESTRA BANDERA

Soy incapaz de entender el rechazo que sienten algunos españoles hacia la bandera de España. La bandera es junto a su Himno el símbolo de un país. El país donde nacemos es nuestra Patria algo que la mayoría de la humanidad, sino su totalidad suele ostentar con orgullo. En todos los países su gente no sólo defiende tanto su historia como sus símbolos, sino que se enorgulleces de sus raíces. Este es un hecho habitual, algo que podemos constatar tanto en la literatura como en el medio audio visual. Los habitantes de un país pueden ser enemigos entre sí, tener ideas o convicciones opuestas, ser de diferentes razas, de diferentes religiones, clase social, cultural o económica, pero todas estas circunstancias no sólo jamás será óbice para respetar, querer y enorgullecerse de su bandera, sino que se aunarán ante cualquier ofensa o agravio hecho a su país. Yo que he vivido mi infancia y parte de mi juventud en Brasil, aún hoy me emociona oír su himno que es el mío, por ser el primer himno que escuché y aprendí, me emociona su bandera y la ostento con mucho orgullo, tanto como el que siento por el himno y la bandera de España, tierra de mis ancestros, mis hijos, mis nietos y mía propia.

Padres, vosotros tenéis la oportunidad de erigir  una nueva generación de españoles para el futuro, sed su modelo y enseñadles los valores y lo que representa  nuestra bandera, infundidles que es de todos que no debe ser reivindicada por ningún partido político, haced de ellos mejores personas sin odio ni rencores hacia sus congéneres y transmitidles el orgullo de ser español.

Si no estáis de acuerdo con lo que aquí digo, quizás queráis replantearos vuestros sentimientos hacia estos símbolos, quizás sea el momento de cambiar. Dice el refrán que lo que bien se aprende, tarde se olvida, probablemente es lo que os ocurra a muchos de vosotros, pero estoy segura que el rencor no hace bien a ninguna alma, sino todo lo contrario. No trasladéis a vuestros descendientes rencores del pasado.

Por medio de vosotros se conciben, más no de vosotros. Y aunque están a vuestro lado, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, no vuestros pensamientos; porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos, no sus almas. Podéis esforzaros en ser como ellos, más no tratéis de hacerlos como vosotros. Jalil Gibrán (El Profeta)

Séneca: No nací en un rincón remoto: mi patria es el mundo entero.

Ramiro de Maeztu: La patria es espíritu. Ello dice que el ser de la patria se funda en un valor o en una acumulación de valores, con los que se enlaza a los hijos de un territorio en el suelo que habitan.

Ignoro en qué momento de la historia se vinculó la Bandera de España a una ideología política determinada, pero me niego a no intentar que esto siga aconteciendo, la bandera de España es de todos los españoles por igual. Nuestra actual bandera nació bajo el reinado de Carlos III, el día 28 de mayo de 1785, hace ya 230 años; pero no se impuso como bandera nacional hasta el año 1843, durante el reinado de Isabel II.

Como dice el refrán: saber no ocupa lugar. Os  invito a leer varios artículos sobre la historia de la Bandera de España, entre ellos:

La Bandera de España cumple 230 años: 

AVARICIA

AVARICIA

Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas. Esta es la definición de la palabra avaricia según el Diccionario de la Real Academia de España. Cómo explicarles a todas esas personas que sienten la necesidad de atesorar bienes materiales que para nada les valdrá en su evolución por el paso en la Tierra. Se marcharán sin nada, como sin nada vinieron. Ese afán desmedido por tener más y más sabiendo que no podrán calzar más de un par de zapatos a la vez, ni conducir dos coches a la vez, ni comer, ni vestirse etc. Cómo pueden no sentir un cosquilleo en sus estómagos con una cuenta bancaria que no podrán disfrutar ni en veinte vidas, sabiendo que millones de seres humanos pasan hambre. ¿Qué se les ha pasado por la mente, qué se proponen, acumulando dinero que ni toda su descendencia será capaz de malgastar? No se han dado cuenta del alto precio que van a pagar por la acumulación ilícita de bienes. El primero, el desprestigio de sus apellidos que perdurará en el tiempo, el deshonor, que no hay dinero que lo reemplace, la mala energía que recibirán cada vez que se les nombre y recuerden, en fin, pagarán un alto precio por nada. Sí por nada, porque si piensan en dejarles una herencia crematística de por vida se equivocan, todo lo material es efímero, la verdadera herencia que les dejarán a sus descendientes es el deshonor de un apellido mancillado de por vida. Siempre habrá alguien que a través del tiempo les recuerde a sus hijos y nietos que su padre o su abuelo era amigo de lo ajeno, es decir: un ladrón. ¿De verdad, es la herencia por la que quieren que se les recuerde? Me apena la infelicidad de estas personas, me apena que no hayan sabido encontrar otro sentido a sus vidas que la pobreza del dinero. Todo está bien en su justa medida, nunca en exceso. No tengo más remedio que pensar que estas avariciosas personas escucharon en algún momento de su vida el aforismo que nos dejó Jacinto Benavente: El dinero no puede hacernos felices, pero es lo único que nos compensa de no serlo.

Meditad y dad marcha atrás, rectificad vuestra conducta, aún estáis a tiempo, compartir esos bienes mal adquiridos aunque sea por propio egoísmo, os hará mucho bien.

Conformémonos con lo que tenemos, es una gran satisfacción ganar el pan honradamente, hay muchos aforismos sobre la riqueza, pero uno de los más acertados es el que dice que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. En fin, para qué seguir, la verdad es que todos los hombres estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde.

Cómo se puede llegar a estos niveles de no considerar en absoluto las necesidades de los demás, ¿cómo han llegado a este punto? Yo digo que están cometiendo hibris, concepto griego que alude al orgullo y a la desmesura exagerada, resultando un merecido “castigo”. En la antigua Grecia, este término se entendía por un desprecio temerario hacia el espacio ajeno y a una falta de control sobre nuestros impulsos. De hecho, era el “pecado” principal de esa civilización, el no conformarse con la parte del lote de fortuna o desgracia, que Cloto, Láquesis y Átropo (Moiras en griego o Parcas en latín), las tres diosas del destino: reparten a cada ser humano. Resumiendo, cometemos hibris cuando queremos más de lo que el  destino nos asigna; así Némesis (diosa de la justicia divina) actúa y regresa a la persona dentro de los límites que indebidamente cruzó.

CÍRCULO DEL 99

CÍRCULO DEL 99

Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente que era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey, cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre. Un día el rey lo mandó a llamar.

Paje, le dijo - ¿Cuál es el secreto? - ¿Qué secreto, Majestad? - ¿Cuál es el secreto de tu alegría?
- No hay ningún secreto, Alteza. - No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores que una mentira. - No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto. - ¿Por qué estás siempre alegre y feliz? Eh, ¿porqué?

- Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha asignado, estamos vestidos y alimentados y además, su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos. ¿Cómo no estar feliz?

- Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar - dijo el rey. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado. - Pero, Majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando...  ¡Vete, vete antes de que llame al verdugo!

El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación. El rey estaba como loco. No consiguió explicarse como el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le contó su conversación de la mañana.

 - ¿Porqué él es feliz?

- Ah, Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo.

- ¿Fuera del círculo?

- Así es.

- ¿Y eso es lo que lo hace feliz?

No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.

- A ver si entiendo, estar en el círculo te hace infeliz.

- Así es.

- ¿Y cómo salió?

- Nunca entró

- ¿Qué círculo es ese?

- El círculo del 99.

- Verdaderamente, no te entiendo nada.

- La única manera para que entendieras, sería mostrártelo en los hechos.

- ¿Cómo?

- Haciendo entrar a tu paje en el círculo.

- Eso, obliguémoslo a entrar.

- No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo.

- Entonces habrá que engañarlo.

- No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solito.

- ¿Solito? ¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?

- Si se dará cuenta.

- ¡Entonces no entrará!

- No lo podrá evitar.

- ¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos entrará en él y no podrá salir?

- Tal cual Majestad; ¿está dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo? - Sí.

- Bien, esta noche le pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos.

- ¡99! ¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?

- Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.

Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey. Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron, junto a la casa del paje.

Allí esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pinchó un papel que decía: "Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie como lo encontraste"

Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban, para ver lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miró hacia todos lados y cerró la puerta.

El rey y el sabio se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa y dejado sólo la vela. Se había sentado y había vaciado el contenido en la mesa. Sus ojos no podían creer lo que veían. ¡Era una montaña de monedas de oro! Él, que nunca había tocado una de estas monedas, tenía hoy una montaña de ellas para él.

El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacia brillar la luz de la vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas. Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas. Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco... y mientras sumaba 10, 20,30, 40, 50, 60... hasta que formó la última pila: ¡¡99 monedas!!. Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más; luego en el piso y finalmente en la bolsa.

"No puede ser", pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era más baja.

- Me robaron -gritó- ¡¡me robaron, malditos!!

Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro... sólo 99.

- "99 monedas. Es mucho dinero", pensó. - "Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un número completo" -pensaba- "Cien es un número completo pero noventa y nueve, no."

El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus. El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña.

Tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos.

¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda número cien? Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla. Después, quizás no necesitara trabajar más. Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro un hombre es rico. Con cien monedas se puede vivir tranquilo. Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario.

Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero. ¡Era demasiado tiempo! Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para vender.

Vender... Vender... Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno, para qué más de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien.

El rey y el sabio volvieron al palacio. El paje había entrado en el círculo del 99.

Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas.

- ¿Qué te pasa?- preguntó el rey de buen modo.

- Nada me pasa, nada me pasa.

- Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.

- Hago mi trabajo, ¿no? ¿Que querría su Alteza, que fuera su bufón y su juglar también?
No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.

LA RANA EN EL POZO

LA RANA EN EL POZO

En un pozo profundo vivía una colonia de ranas. Llevaban su vida, tenían sus costumbres, encontraban su alimento y croaban a gusto haciendo resonar las paredes del pozo. Protegidas por su aislamiento, vivían en paz, y sólo tenían que guardarse del cubo que, de vez en cuando, alguien echaba desde arriba para sacar agua del fondo del pozo.

Daban la alarma en cuanto oían el ruido de la polea, se sumergían bajo el agua o se apretaban contra la pared, y allí esperaban hasta que el cubo era izado y pasaba el peligro. Fue a una rana joven a quien se le ocurrió pensar que aquel cubo podía ser una oportunidad en vez de un peligro.

Allá arriba se veía algo así como una claraboya abierta, que cambiaba de aspecto según fuera de día o de noche, y en la que aparecían sombras y luces, formas y colores, que hacían presentir que allí había algo digno de conocerse. Y, sobre todo, estaba el rostro con trenzas de aquella figura bella y fugaz que aparecía sobre el brocal del pozo al arrojar y recoger el cubo todos los días.

¡Había que conocer todo aquello! La rana joven habló, y todas las demás se le echaron encima: «Estás loca. Nosotras hemos nacido para estar aquí, y es aquí donde nos va bien y somos felices. Fuera del pozo la vida es angustiosa y absurda. ¿Cómo te atreves a ir contra nuestras costumbres? ¿Es que una rana jovenzuela como tú puede saber más que la experiencia de todas nosotras?».

La rana jovenzuela esperó pacientemente la próxima bajada del cubo. Se colocó estratégicamente, y en el momento en que el cubo comenzaba a subir dio un salto sobre él, ante el asombro y el horror de la comunidad batracia. El consejo de ancianos abominó de semejante actuación y prohibió que se hablara de ella. Había que salvaguardar la seguridad de la vida en el pozo.

Pasaron los meses y un buen día la rana aventurera se asomó al brocal del pozo. Desde abajo, todas miraban sin atreverse a decir nada. La rana fugitiva les habló de cómo se vivía fuera, de la variedad de alimento, de la libertad, del sol y las plantas, de cómo había sitio para todas, porque era muy grande y nunca se acaba de ver lo que había a lo lejos.

Desde abajo, las fuerzas del orden advirtieron a la rana que, si bajaba, sería ejecutada por alta traición. Hubo mucho revuelo, y algunas ranas quisieron comentar la propuesta, pero las autoridades las acallaron enseguida y la vida volvió a la normalidad de siempre.

Sin embargo, a la mañana siguiente, la niña de las trenzas rubias se quedó asombrada cuando, al sacar el cubo, ¡vio que estaba lleno de ranas!

"Salió el Sembrador" de Carlos Vallés

MAL CARÁCTER

MAL CARÁCTER

Un muchacho  tenía muy mal carácter y su padre decidió entonces darle una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta.

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo:

-Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves.

Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.

Un proverbio hindú dice: procura que tus palabras sean mejores que el silencio.

Hay cuatro cosas en la vida que resultan muy difíciles de recuperar: una de ellas es una palabra después de haber sido pronunciada

MADURAR

MADURAR

El primer día en la universidad nuestro profesor se presentó y nos pidió que
procuráramos llegar a conocer a alguien a quien no conociéramos todavía.  Me puse de pie y miré a mí alrededor, cuando una mano me tocó suavemente el hombro. Me di la vuelta y me encontré con una viejita arrugada cuya sonrisa le alumbraba todo su ser.

Hola, buen mozo. Me llamo Rose. Tengo ochenta y siete años. ¿Te puedo dar un abrazo? Me reí y le contesté con entusiasmo: ¡Claro que puede! Ella me dio un abrazo muy fuerte. ¿Por qué está usted en la Universidad a una edad tan temprana, tan inocente?, le pregunté.

Riéndose, contestó: 'Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener unos dos
hijos, y luego jubilarme y viajar'.

'Se lo digo en serio', le dije. Quería saber qué le había motivado a ella a afrontar ese desafío a su edad.

 'Siempre soñé con tener una educación universitaria y ahora la voy a tener', me dijo.

Después de las clases caminamos al edificio de la asociación de estudiantes y
compartimos un batido de chocolate. Nos hicimos amigos enseguida. Todos los
días durante los tres meses siguientes salíamos juntos de la clase y hablábamos
sin parar. Me fascinaba escuchar a esta "máquina del tiempo". Ella compartía su
sabiduría y experiencia conmigo. Durante ese año, Rose se hizo muy popular en la Universidad; hacía amistades a donde iba. Le encantaba vestirse bien y se deleitaba con la atención que recibía de los demás estudiantes. Se lo estaba pasando de maravilla. Al terminar el semestre le invitamos a Rose a hablar en nuestro banquete de fútbol. No olvidaré nunca lo que ella nos enseñó en esa oportunidad.

Luego de ser presentada, subió al podio. Cuando comenzó a pronunciar el discurso que había preparado de antemano, se le cayeron al suelo las tarjetas donde tenía los apuntes. Frustrada y un poco avergonzada se inclinó sobre el micrófono y dijo simplemente, 'disculpen que esté tan nerviosa. Dejé de tomar cerveza por cuaresma y ¡este whisky me está matando!'

'No voy a poder volver a poner mi discurso en orden, así que permítanme simplemente decirles lo que sé.'

Mientras nos reíamos, ella se aclaró la garganta y comenzó: 'No dejamos de jugar porque estamos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar. Hay sólo cuatro secretos para mantenerse joven, ser feliz y triunfar. Tenemos que reír y encontrar el buen humor todos los días. Tenemos que tener un ideal. Cuando perdemos de vista nuestro ideal, comenzamos a morir. ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo saben!' Hay una gran diferencia entre ponerse viejo y madurar. Si ustedes tienen diecinueve años y se quedan en la cama un año entero sin hacer nada productivo se convertirán en personas de veinte años. Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año sin hacer nada tendré ochenta y ocho años.

Todos podemos envejecer. No se requiere talento ni habilidad para ello. Lo importante es que maduremos encontrando siempre la oportunidad en el cambio. 'No me arrepiento de nada. Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos sino de lo que no hicimos. Los únicos que temen la muerte son los que tienen remordimientos.

Terminó su discurso cantando 'La Rosa'. Nos pidió que estudiáramos la letra de la canción y la pusiéramos en práctica en nuestra vida diaria.

Rose terminó sus estudios. Una semana después de la graduación, Rose murió tranquilamente mientras dormía. Más de dos mil estudiantes universitarios asistieron a las honras fúnebres para rendir tributo a la maravillosa mujer que les enseñó con su ejemplo que nunca es demasiado tarde para llegar a ser todo lo que se puede ser.

No olviden que: "ENVEJECER ES OBLIGATORIO; MADURAR ES OPCIONAL."

Autor desconocido

DEFINICIÓN DE HIJO

DEFINICIÓN DE HIJO

Cómo no estar de acuerdo con esta definición de HIJO, que junto a la del poeta Jalil Gibrán son de una verdad incuestionable.

"Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje. Sí. ¡Eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. ¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo... EL MÁS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos, luego le pertenece a la vida, al destino y a sus propias familias. Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos".

José Saramago Premio nobel de literatura

ELIGIENDO CRUCES

ELIGIENDO CRUCES

Esto también es del tiempo viejo, cuando Dios se revelaba en sueños. O al menos la gente todavía acostumbraba a soñar con Dios. Y era con Dios que nuestro caminante había estado dialogando toda aquella tarde. Tal vez sería mucho hablar de diálogo, ya que no tenía muchas ganas de escuchar sino de hablar y desahogarse.

El hombre cargaba una buena estiba de años, sin haber llegado a viejo. Sentía en sus piernas el cansancio de los caminos, luego de haber andado toda la tarde bajo la fría llovizna, con la mochila al hombro y bordeando las vías del ferrocarril hacía tiempo que se había largado a vagabundear, abandonando, vaya a saber por qué, su familia, su paga y sus amigos. Un poco de amargura guardaba por dentro, y la había venido rumiando despacio como para acompañar la soledad.

Finalmente llegó mojado y aterido hasta la estación del ferrocarril, solitaria, a la costa de aquello que hubiera querido ser un pueblecito, pero que de hecho nunca pasó de ser un conjunto de casas que actualmente se estaban despoblando. No le costó conseguir permiso para pasar la noche al reparo de uno de los grandes galpones de cinc. Allí hizo un fueguito, y en un tarro que oficiaba de ollita recalentó el estofado que le habían dado al mediodía en la estancia donde pasara la mañana. Reconfortado por dentro, preparó su cama: un trozo de plástico negro como colchón que evitaba la humedad. Encima dos o tres bolsas que llevaba en la mochila, más un par de otras que encontró allí. Para taparse tenía una cobija vieja, escasa de lana y abundante en vida menuda. Como quien se espanta un peligro de enfrente, se santiguó y rezó el Bendito que le enseñara su madre.

Tal vez fuera la oración familiar la que lo hizo pensar en Dios. Y como no tenía otro a quien quejarse, se las agarró con el Todopoderoso reprochándole su mala suerte. A él tenían que tocarle todas. Pareciera que el mismo Tata Dios se las había agarrado con él, cargándole todas las cruces del mundo. Todos los demás eran felices, a pesar de no ser tan buenos y decentes como él. Tenían sus camas, su familia, su casa, sus amigos. En cambio aquí lo tenía a él, como si fuera un animal, arrinconado en un galpón, mojado por la lluvia y medio muerto de hambre y de frío. Y con estos pensamientos se quedó dormido, porque no era hombre de sufrir insomnios por incomodidades. No tenía preocupaciones que se lo quitaran. En el sueño va y se le aparece Tata Dios, que le dice:

Vea, amigo. Yo ya estoy cansado de que los hombres se me anden quejando siempre. Parece que nadie está conforme con lo que yo le he destinado. Así que desde ahora le dejo a cada uno que elija la cruz que tendrá que llevar. Pero que después no me vengan con quejas. La que agarren tendrán que cargarla para el resto del viaje y sin protestar. Y como usted está aquí, será el primero a quien le doy la oportunidad de seleccionar la suya, vea, acabo de recorrer el mundo retirando todas las cruces de los hombres, y las he traído a este galpón grande. Levántese y elija la que le guste.

Sorprendido el hombre, mira y ve que efectivamente el galpón estaba que hervía de cruces, de todos los tamaños, pesos y formas. Era una barbaridad de cruces las que allí había: de hierro, de madera, de plástico, y de cuanta material uno pudiera imaginarse.

Miró primero para el lado que quedaban las más chiquitas. Pero le dio vergüenza pedir una tan pequeña. El era un hombre sano y fuerte. No era justo siendo el primero quedarse con una tan chica. Buscó entonces entre las grandes, pero se desanimó enseguida, porque se dio cuenta que no le daba el hombro para tanto. Fue entonces y se decidió por una de tamaño medio: ni muy grande, ni tan chica.

Pero resulta que entre éstas, las había sumamente pesadas de quebracho, y otras livianitas de cartón como para que jugaran los muchachos. Le dio no sé qué elegir una de juguete, y tuvo miedo de cargar con el esfuerzo de una de las pesadas. Se quedó a mitad de camino, y entre las medianas de tamaño prefirió una de peso regular.

Faltaba con todo tomar aún otra decisión. Porque no todas las cruces tenían la misma terminación. Las había lisitas y parejas, como cepilladas a mano, lustrosas por el uso. Se acomodaban perfectamente al hombro y de seguro no habrían de sacar ampollas con el roce. En cambio había otras brutas, fabricadas a hacha y sin cuidado, llenas de rugosidades y nudos. Al menor movimiento podrían sacar heridas. Le hubiera gustado quedarse con la mejor que vio. Pero no le pareció correcto. El era hombre de campo, acostumbrado a llevar la mochila al hombro durante horas. No era cuestión ahora de hacerse el delicado. Tata Dios lo estaba mirando, y no quería hacer mala letra delante de Él. Pero tampoco andaba con ganas de hacer bravatas y llevarse una que lo lastimara toda la vida.

Se decidió por fin y tomando de las medianas de tamaño, la que era regular de peso y de terminado, se dirigió a Tata Dios diciéndole que elegía para su vida aquella cruz.

Tata Dios lo miró a los ojos, y muy en serio le preguntó si estaba seguro de que se quedaría conforme en el futuro con la elección que estaba haciendo. Que lo pensara bien, no fuera que más adelante se arrepintiera y le viniera de nuevo con quejas.

Pero el hombre se afirmó en lo hecho y garantizó que realmente lo había pensado muy bien, y que con aquella cruz no habría problemas, que era la justa para él, y que no pensaba retirar su decisión. Tata Dios casi riéndose le dijo:

-Ven, amigo. Le voy a decir una cosa. Esa cruz que usted eligió es justamente la que ha venido llevando hasta el presente. Si se fija bien, tiene sus iniciales y señas. Yo mismo se la he sacado esta noche y no me costó mucho traerla, porque ya estaba aquí. Así que de ahora en adelante cargue su cruz, sígame, y déjese de protestas, que yo sé bien lo que hago y lo que a cada uno le conviene para llegar mejor hasta mi casa.

Y en ese momento el hombre se despertó, todo dolorido del hombro derecho por haber dormido incómodo sobre el duro piso del galpón.

A veces se me ocurre pensar que si Dios nos mostrara las cruces que llevan los demás, y nos ofreciera cambiar la nuestra, cualquiera de ellas, muy pocos aceptaríamos la oferta. Nos seguiríamos quejando lo mismo, pero nos negaríamos a cambiarla. No lo haríamos, ni dormidos.

Por Mamerto Menapace, publicado en Cuentos rodados, Editorial Patria Grande

Todo está bien, todo está como debe estar. Cuando comprendamos que para todo hay una razón, que para todo hay un por qué, cuando comprendamos esto, la paz y la serenidad llegará a nuestros corazones. El artículo de los Cuatro Principios espirituales, quizás haga que lo entendáis con mayor facilidad.

 

LOS FACTORES DEL SER HUMANO

LOS FACTORES DEL SER HUMANO

Le Preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles son los factores que destruyen al ser humano.

Él respondió así:

La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad.

La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente se enoje, si estoy enojado; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. 

La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí.

"El que quiera ser amado, que ame"

PUERCOESPÍN

PUERCOESPÍN

Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío. Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados. Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro. De esa forma pudieron sobrevivir.

La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y admirar sus cualidades.

FÁCIL O DIFÍCIL

FÁCIL O DIFÍCIL

Fácil es ocupar un lugar en la agenda telefónica.
Difícil es ocupar el corazón de alguien...

Fácil es juzgar los errores de otros
Difícil es reconocer los nuestros

Fácil es hablar sin pensar
Difícil es pensar antes de hablar

Fácil es herir a quien nos ama
Difícil es curar esa herida...

Fácil es perdonar a otros
Difícil es pedir perdón.

Fácil es dictar reglas
Difícil es seguirlas

Fácil es soñar todas las noches.
Difícil es luchar por un sueño...

Fácil es vanagloriarse de la victoria.
Difícil es asumir la derrota con dignidad...

Fácil es admirar una luna llena.
Difícil es ver su otra cara...


Fácil es disfrutar la vida todos los días.
Difícil es darle el verdadero valor...

Fácil es orar todas las noches.
Difícil es encontrar a Dios en las cosas pequeñas...

Fácil es prometerle algo a alguien.
Difícil es cumplirle esa promesa...

Fácil es decir que amamos.
Difícil es demostrarlo todos los días...

Fácil es criticar a los demás.
Difícil es mejorar uno mismo...

Fácil es cometer errores.
Difícil es aprender de ellos...

Fácil es llorar por el amor perdido.
Difícil es cuidarlo para no perderlo...

Fácil es pensar en mejorar.
Difícil es dejar de pensarlo y hacerlo...

Fácil es pensar mal de otros
Difícil es darles el beneficio de la duda...

Fácil es recibir
Difícil es dar.

Todo es relativo, todo se ve diferente según el color del cristal con que se mira.

Ruega para que las cosas que se te hacen difíciles, se conviertan en fáciles.

 

¿Qué ves en la imagen? una señora con un bebé y un  campesino a su lado, o la cara de un señor barbudo.

 

LA INDECISIÓN

LA INDECISIÓN

Lo habían agarrado en flagrante delito de robo, y no existían circunstancias atenuantes que lo justificaran. A pesar de todas sus negativas no pudo evitar que la justicia lo mandara a la muerte. Cierto, había tratado de mostrarse sereno y había logrado impresionar a sus mismos jueces. Todavía le quedaba un poco de humor, y decidió jugarse hasta la última carta. Trataría al menos de ganar tiempo, para vivir un rato más. Cuando le leyeron la sentencia que lo condenaba a la horca, la escuchó con calma, y concluyó la sesión preguntado si tendría la oportunidad de expresar su último deseo. Era imposible que se lo negasen. Y así fue. Se lo concedieron, antes aún de averiguar de qué se trataba.

- Quisiera - dijo - ser yo mismo quien elija el árbol en cuya rama tendré que ser ajusticiado.

Aunque la petición pareció a los jueces un tanto romántica para lo dramático de las circunstancias, no hubo inconvenientes en concedérsela. Le designaron un piquete de cuatro guardias para que lo acompañaran en el recorrido por el bosquecito de las afueras de aquella vieja ciudad medieval, en la que este suceso se desarrollaba conforme a las costumbres y procederes de la época.

Más de tres horas duró la caminata, que impacientó a todos, menos al interesado, que gastaba su tiempo desaprensivamente observando con superioridad e ironía cada árbol y cada gajo que podría ser su último punto de apoyo sobre esta tierra de la que se despediría en breve. Los miraba y estudiaba minuciosamente, para desecharlos luego casi con desprecio. No sería una miserable planta con tantos defectos la que tendría el honor de cargar con su partida. De esta manera fue pasando de árbol en árbol, hasta que hubo inspeccionado todos los posibles.

De nuevo ante el juez, expresó así sus conclusiones:

- ¡Señor juez! ¿Quiere que le diga la verdad? No hay ninguno que me convenza.

Murió lo mismo. Y sin haber elegido.

Tengo dos amigos. Uno de ellos ha llegado a la convicción de que debería consagrar su vida a Dios. Pero todavía no ha encontrado ninguna congregación que lo convenza. El otro cree en el amor. Pero no cree en las mujeres.

Me temo que los dos van a morir sin haber elegido.

Escrito por Mamerto Menapace, publicado en Cuentos rodados, Editorial Patria Grande

Monje benedictino del Monasterio Santa María de Los Toldos, desde el año 1959 y escritor. Nacido en Malabrigo (Argentina) el 24 de enero de 1942.

CAMBIANDO EL NIVEL

CAMBIANDO EL NIVEL

La evolución es un viaje sin  retorno y, como en una escalera, todos la vamos subiendo peldaño a peldaño y así vamos cambiando de nivel...

Imagina que estás frente a una gran escalera... está junto a ti esa persona que es importante para ti... (Novio, novia, esposo, esposa, amigo, amiga etc.) Y estáis fuertemente tomados de la mano... Mientras estáis en el mismo nivel todo es perfecto, ningún problema. Pero de pronto... tú subes un escalón... pero la otra persona no lo hace. Esa persona prefiere mantenerse en el nivel inicial,  no hay problema. Es  fácil aun así estar tomados de las manos...

Pero tu subes un escalón más y esa persona no quiere hacerlo, ya las manos han empezado a estirarse y ya no es tan cómodo como al principio... subes un escalón más... y ya el tirón es fuerte... ya no es agradable y empiezas a sentir que te frena en tu avance... pero tú quieres que esa persona suba contigo para no perderla... 

Desafortunadamente para esa persona no ha llegado el momento de subir de nivel...  así que se mantiene en su posición inicial... subes un escalón más... y ya ahí sí es muy difícil mantenerte unido, te duele y mucho, luchas entre tu deseo de que esa persona suba para no perderla y tu ascenso, pero tú ya no puedes ni quieres bajar de nivel...  En un nuevo movimiento hacia arriba, iene lo inevitable... y se sueltan las manos... puedes quedarte ahí y llorar y patalear tratando de convencerle de que te siga... que te acompañe... puedes incluso ir contra todo tu ser y tu mismo bajar de nivel con tal de no perderla... pero después de esa ruptura en el lazo...ya nada es igual...  así que por más doloroso y difícil que sea entiendes que no puedes hacer más, mas que seguir avanzando y esperar que algún día volváis a estar al mismo nivel.

Esto es lo ocurre cuando inicias tu camino de crecimiento interior, en ese proceso, en ese avance pierdes muchas cosas: pareja, amigos, trabajo, pertenencias, todo lo que ya no coincide con quien te estás convirtiendo ni pueden estar en el nivel al que estas accediendo. Puedes pelearte con la vida entera, pero el proceso es irreversible. El crecimiento personal es personal, individual, nunca en grupo. Puede ser que después de un tiempo esa persona decida emprender su propio camino y te alcance o suba incluso mucho más que tu, pero es importante que estés consciente de que no se puede forzar nada en esta vida.

Llega un momento, en el proceso de ascensión para convertirte en una mejor persona en que puedes quedarte sólo un tiempo y, duele, duele y mucho... pero luego, conforme vas avanzando te vas encontrando en esos niveles con personas mucho más afines a ti. Personas que gracias a su propio proceso están en el mismo nivel que tú y que si tu sigues avanzando, ellos también. En esos niveles de avance ya no hay dolor, ni apego, ni sufrimiento, hay amor, comprensión, respeto absoluto.

Así es nuestra vida amigos, una infinita escalera, donde estarás con las personas que estén en el mismo nivel que tú y si alguien cambia,  la estructura se acomoda.

Cuesta mucho soltarse... aún después de una fuerte ruptura se sigue mirando hacia atrás esperando un milagro... y el milagro aparece... pero no de la manera en que hubiéramos supuesto... aparece bajo otros nombres, otros cuerpos, otras actividades. Se pierde a una amiga y se ganan otras, se pierde un mal trabajo y se encuentra otro mejor, se pierde un coche y te encuentras conduciendo el coche de tus sueños, se pierde a un hombre al que creíamos amar y nos damos cuenta que lo que tenemos ahora ni siquiera podíamos soñarlo hace unos cuantos meses…

Cada pérdida, cada encuentro tiene su razón de ser, dejémonos llevar y preparémonos para todo lo bueno que llega a nuestras vidas. Hay que seguir avanzando, confía porque esta escalera es mágica, compruébalo.

Ahora quizás entendamos por qué en nuestra vida nos encontramos con diferentes personas y por qué otras se quedan atrás.

CUANDO PENSABAS QUE NO TE VEÍA

CUANDO PENSABAS QUE NO TE VEÍA

Cuando pensabas que no te veía, te vi pegar mi primer dibujo al refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.

Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo hablar y en quien confiar.

Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.

Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen.

Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.

Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, vi lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, y que está bien llorar.

Cuando pensabas que no te veía, vi que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.

Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir: ¡Gracias por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía!

"NO TE PREOCUPES PORQUE TUS HIJOS NO TE ESCUCHAN... TE OBSERVAN TODO EL DIA".

Madre Teresa de Calcuta

DALAI LAMA

DALAI LAMA

Al albor del milenio el Dalai Lama dijo:

Ten en cuenta que los grandes amores y logros entrañan un gran riesgo.

Si pierdes, no pierdas la lección.

Aplica las tres erres: respétate a ti mismo, respeta a los demás y responsabilízate de tus acciones.

Recuerda que a veces no conseguir lo que quieres es un maravilloso golpe de suerte.

Aprende las reglas para que sepas incumplirlas cuando conviene.

No permitas que una pequeña discusión empañe una gran relación.

Cuando te des cuenta que has cometido un error, toma inmediatamente las medidas necesarias para corregirlo.

Pasa algún tiempo solo todos los días.

Abre tus brazos al cambio, pero no abandones tus valores.

Recuerda que a veces el silencio es la mejor respuesta.

Vive una buena vida honrada; después cuando seas mayor y mires hacia atrás, serás capaz de disfrutarla de nuevo.

Un entorno de amor en tu hogar es la base de tu vida.

Cuando no estés de acuerdo con tus seres queridos, preocúpate únicamente por la situación actual. No hagas referencias a anteriores disputas.

Comparte tus conocimientos; es la forma de lograr la inmortalidad.

Sé bueno con la Madre Tierra.

Una vez al año acude a un lugar al que nunca hayas ido antes.

Recuerda que la mejor relación es aquella en la que el amor mutuo es mayor que la necesidad mutua.

Juzga tu éxito en función de aquello a lo que has renunciado para conseguirlo.

Ama y cocina con absoluto derroche, recibirás una sorpresa muy agradable...

ÉXITO

ÉXITO

Cierto día un hombre se encontró un gurú en medio de la carretera. El hombre le preguntó al sabio.

¿Cuál es el camino que debo tomar para alcanzar el éxito?

El sabio, sin decir ni una sola palabra apuntó hacia un lugar en la distancia. El hombre entusiasmado con la perspectiva de obtener éxito de una manera rápida y fácil, salió corriendo en la dirección indicada.

De pronto, se oye un fuerte estruendo. Poco después, aparece el hombre mareado, cojeando y con la ropa hecha harapos.

Supuso que había tomado el camino equivocado, así que volvió a dirigirse de nuevo al gurú y le repitió la pregunta.

¿Cuál es el camino que debo tomar para alcanzar el éxito?

El sabio en silencio, una vez más le indicó el mismo camino que había señalado antes. El hombre obediente, de nuevo siguió el camino indicado, pero en esta ocasión el estruendo fue ensordecedor. Cuando el hombre volvió arrastrándose, ensangrentado, abatido y muy irritado le gritó al gurú:

Yo le pregunté cuál era el camino para el éxito, seguí la dirección que me indicó y sólo escuché explosiones. ¡Ya basta de apuntar el camino! ¡Hable!

Sólo entonces el gurú le dijo:

El éxito está justo allí, justo después de la explosión.

 

En cualquier parcela de la vida, tanto personal como profesionalmente, para obtener el ansiado “éxito”, es decir la PAZ con uno mismo, es necesario llegar al llamado “momento de explosión”. Y, en la mayoría de las veces esto significa perder todo para volver a empezar desde otra perspectiva. Necesitamos innovar para conseguir metas y objetivos más deseables, pero para conseguirlo debemos efectuar algún cambio en nuestras vidas. Es cierto que es difícil cambiar, pero debemos darnos la oportunidad y plantearnos que un cambio de actitud puede ayudarnos a conseguir el tan anhelado éxito. Pensar que haciendo lo mismo, obtendremos resultados diferentes, sería una actitud pueril. Carl Jung dijo: a lo que te resistes, persiste. Y, recuerda: Para obtener algo que nunca hemos tenido, tenemos que hacer algo que nunca hemos hecho.

SUEÑOS

SUEÑOS

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol; muy cerca del camino se encontraba una cigarra.

¿Hacia dónde te diriges?, le preguntó.

Sin dejar de caminar, la oruga contestó:

Tuve un sueño anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo. Sorprendida, la cigarra dijo, mientras su amigo se alejaba:

¡Debes estar loco!, ¿Cómo podrías llegar hasta aquel lugar?

!Tú, una simple oruga! Una piedra será para ti una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable.

Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse. La oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros. Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir de su sueño.

¡No lo lograrás jamás! - le dijeron - pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir.

Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar:

Estaré mejor, fue lo último que dijo, y murió.

Durante muchos días todos los animales del valle fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido con su tumba un monumento a la  insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió "por querer realizar un sueño irrealizable".

Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una “advertencia para los atrevidos”

Pero de pronto quedaron atónitos.

Aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas con los colores del arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una bellísima MARIPOSA.

No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría:

se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

“ todos se habían equivocado”

 

Dios no nos hubiera dado la posibilidad de soñar si no nos hubiera dado la oportunidad de hacer realidad nuestros sueños...

 

Pero...

 

Para obtener algo que nunca hemos tenido, tenemos que hacer algo que nunca hemos hecho.

 

Un proverbio anónimo dice: El éxito estriba en sufrir un momento más.

LA OSTRA Y LA PERLA

LA OSTRA Y LA PERLA

Las perlas son el resultado del crecimiento provocado por la presencia en el interior de la concha de los moluscos de una partícula de material ajeno (grano de arena). Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas, por ello están asociadas a las lágrimas, existiendo la creencia que las perlas dan mala suerte si van engarzadas, no así si están solas.

Las perlas son producto del dolor, es el resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena. En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar, cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra Como resultado, se va formando una hermosa perla. Una ostra que no haya sido herida de algún modo, no puede producir perlas.

Porque la perla es una herida cicatrizada.

¿Te has sentido lastimado por palabras hirientes?

¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?

¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas? ¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas como propias?

¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas preconcebidas indebidamente?

¿Has sido objeto de la indiferencia?

Entonces… ¡produce una perla!

Cubre cada una de tus heridas con varias capas de amor

Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos, dejando sus heridas abiertas, alimentándose con sentimientos pobres, los cuales impiden que las lesiones cicatricen.

En la vida real vemos muchas “ostras vacías”, no porque no hayan sido heridas sino porque no han cubierto con capas de nácar la substancia extraña, no han sabido perdonar, comprender y transformar el dolor en amor.

¿Tienes muchas perlas en tu corazón?

Vale la pena enfrentarse a las heridas. No seas vencido por el mal, rinde al enemigo con el bien. Dijo Einsten: El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad.