ZAFIRO
El Zafiro, puede representarse en varios colores, pero los más frecuentes son el azul y el amarillo. Una antigua leyenda védica dice que los ojos del demonio Vala se transformaron en semillas del zafiro azul, las cuales cayeron sobre la tierra sagrada de Sinhala en el Asia sudoriental. La palabra zafiro proviene del persa saffir, del árabe safir y del griego sapphiros, con el significado de “el amado por Saturno”. El rey Salomón la utilizaba para la concentración y para facilitar la escritura. Los musulmanes confirmaron posteriormente que el misterioso sello de Salomón, al cual se le atribuían mágicas propiedades, era un zafiro. Para ellos el zafiro ayudaba a centrar la mente de modo que se podía discernir la verdad en una situación, aunque ella estuviera oculta. Es por ello que se decía que el zafiro armonizaba a su portador con la fuerza de la verdad y con el amor hacia ésta. Los persas pensaban que la Tierra descansaba sobre un zafiro gigante, del que los cielos recibían su color. El color del zafiro azul posee un efecto relajante sobre la mente, activando el pensamiento libre. Inspira a la enseñanza y la pedagogía, así como a los estudios de tipo psicológico y humanista. El zafiro amarillo es más adecuado para la labor mental de concentración en las ciencias exactas, como las matemáticas y la física, pues sus cualidades son sobre todo las de activación de la lógica, la profundidad, la constancia mental y la consistencia de los pensamientos. Su virtud es la de favorecer el altruismo y la generosidad, estimula la imaginación y la curiosidad y atrae la simpatía y numerosas amistades. Previene la lujuria, limpia los ojos, alivia los dolores de vientre y protege de los animales venenosos. El zafiro azul posee un efecto relajante sobre la mente, activa el pensamiento libre y quita el dolor de la frente. El zafiro amarillo activa la concentración en las ciencias exactas, ya que proporciona constancia, lógica y consistencia en el pensamiento. Hace a la persona más independiente.
0 comentarios