TURQUESA
Turquesa, su color clásico es el azul celeste o el verde azulado. La palabra turquesa significa piedra turca, los turcos le daban el nombre de Fayruz, “la piedra afortunada”; la turquesa fue la piedra sagrada original de las tribus del suroeste de los Estados Unidos. Todos los indios navajos poseían su propia turquesa que siempre llevaban consigo. Ellos pensaban que si arrojaban una turquesa a un río atraería la lluvia. La mística de los navajos reverencia el sagrado corazón turquesa de la madre Tierra y una leyenda zuni afirma que el cielo debe su color a la luz que se refleja desde la divina montaña de esta diosa. La gran adoración que este pueblo indio profesaba a la turquesa les llevaba a emplazar algunas piezas de la misma en los dinteles de las puertas para guardar sus hogares de las malas entidades psíquicas. Los tibetanos también le han dado mucha importancia a la turquesa, considerándola una piedra apta para el desarrollo de las cualidades mentales. Los árabes mantenían que la turquesa avisaba a su portador de cualquier peligro que se cerniera sobre él, lo cual el dueño podía detectar por el cambio de color de la piedra. A este respecto se sabe actualmente que el color de la turquesa puede ser modificado por las condiciones ambientales, tales como el calor, la luz del sol, la sequedad o humedad del ambiente, por la transpiración o sencillamente por lavarse las manos llevando un anillo de turquesa.
Su virtud es la de desarrollar las cualidades mentales, los antiguos creían que atraía la lluvia. Los árabes mantenían que la turquesa avisaba a su portador de cualquier peligro que se cerniera sobre él, por el cambio de color de la piedra.
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