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ORIGEN DEL TAROT

ORIGEN DEL TAROT

El Tarot es el libro inspirador de todos los libros sagrados de los antiguos pueblos; es la clave de todas las potencias y de todos los dogmas; es, a causa de la precisión analógica de sus figuras y de sus números, el instrumento de adivinación más perfecto. Los oráculos de este libro son siempre verdaderos, y aún cuando entendamos sus predicciones, revelará siempre cosas ocultas y ofrecerá al consultante los más sabios consejos. Sin el Tarot la Magia de los antiguos sería un libro cerrado para nosotros y sería imposible penetrar en los grandes misterios de la Qabalah. Es un arte adivinatorio, y por adivinatorio se entiende al hecho del contacto con las divinidades. El encarar el estudio del Tarot con el único propósito de ser utilizado para la consulta, es una mala decisión;  el valor más importante del Tarot radica en el autoconocimiento. Implica, además, el maravilloso mundo de el entendimiento de los símbolos, los colores, las posiciones y los rasgos. Es un lenguaje, y como tal debemos saber interpretarlo.

Entre los probables orígenes del Tarot, la filología ofrece unas comparaciones curiosas: Torah (la Ley), Troah (portal) de origen hebreo, Rota (rueda de la vida y la muerte), Orat (habla, hombre que reza) de origen latino, Tar (sendero) Ro (real), de origen egipcio. Tal vez no haya mejor definición para el Tarot que aquella que dice: "el Tarot es la representación pictórica del Árbol de la Vida". Todas las religiones han conservado el recuerdo de este libro primitivo escrito en figuras por los sabios de los primeros tiempos del mundo, y cuyos símbolos, simplificados y vulgarizados más tarde, han suministrado a la Escritura sus letras, al Verbo sus caracteres, a la Filosofía Oculta sus signos misteriosos y sus péntaculos. Este libro, atribuido al dios Thot por los egipcios, a Enoch por los hebreos, a Cadmo por los griegos, era el resumen simbólico de la tradición primitiva, llamada después Qabalah.  El origen de las cartas del Tarot es incierto y, desde luego desconocido. Lo que parece que sí está claro es que su introducción en Europa y Occidente se lo debemos a los zíngaros o gitanos, ese pueblo nómada o tribu perdida en su eterna peregrinación por los pueblos de la tierra. A ellos les debemos muchos de los sistemas de adivinación utilizados en nuestros días. Lo más probable es que el Tarot fuese inventado por los antiguos egipcios, ya que sus sacerdotes viendo venir la destrucción de su civilización, querían preservar los secretos ocultos de su herencia. Según la tradición hermética quedan dos claves de la Astrología y del Tarot en el interior de la gran pirámide, en la cual hay un pasillo que conduce por debajo y a través de las Patas de la Esfinge, a un templo de Iniciación Egipcia. Se cree que en sus paredes existen 108 cartas, nosotros sólo conocemos 78, quedan 30 que constituirían el Tarot Esotérico que no han sido presentadas aún en el plano físico.

Los Arcanos Mayores  del Tarot están relacionados con los diez planetas y los doce signos del zodíaco.  

I Mago (Mercurio)           

II Sacerdotisa (Luna)

III Emperatriz (Venus)         

IV Emperador (Aries)      

V Sacerdote (Tauro)          

VI Enamorados (Géminis)             

VII Carro (Cáncer)          

VIII Fuerza (Leo)             

IX Ermitaño (Virgo)                        

X Rueda (Júpiter)               

XI Justicia (Libra)              

XII Colgado (Neptuno)         

XIII Muerte (Escorpio)   

XIV Templanza (Sagitario) 

XV Diablo (Capricornio)

XVI Torre (Marte)          

XVII Estrella (Acuario)      

XVIII Luna (Piscis)

XIX Sol (Sol)                    

XX Juicio (Urano)               

XXI Mundo (Saturno)

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