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¡Despierta!

KRISHNA GOTAMI

KRISHNA GOTAMI

Cuentan que en la época de Buda, en la ciudad de Shravastra vivía una joven que había perdido a sus padres y a su marido, sólo le quedaba su hijo recién nacido el cual se convirtió en su razón de vivir; cuando apenas contaba un año de edad, cayó enfermo y murió. Loca de dolor vagaba por las calles sin consuelo con el pequeño cuerpo de su hijo en sus brazos implorando a todo el que pasaba a su lado un remedio para devolverle la vida a su hijo. Unos simplemente se retiraban, otros se reían y la mayoría la tomaban por loca, hasta que finalmente un sabio le dijo que la única persona que podía realizar ese milagro era Buda y, que en ese momento se encontraba en el bosque a las afueras de la ciudad.

Se marchó presta en busca de Buda, al llegar depositó el cadáver de su hijo ante él y le dijo: he perdido a toda mi familia y sólo vivía por este hijo, pero ahora también ha muerto. He oído hablar de tu bondad, por favor resucítalo. Buda la escuchó con infinita compasión y, luego respondió: sólo hay una manera de aliviar tu aflicción, baja a la ciudad y tráeme un grano de mostaza de cualquier casa en la que no haya habido jamás una muerte. Krishna ha sintió un gran alivio y se dirigió de inmediato a la ciudad a buscar el grano de mostaza.

 

En la primera casa que preguntó le dijeron: tenemos sacos llenos de mostaza, pero en esta casa ha muerto mucha gente, fue a la casa de al lado y le dijeron: en esta casa ha habido numerosas muertes, en la siguiente le dijo una mujer: se me han muerto mis tres hijos y, así fue de casa en casa preguntando hasta que por fin no le quedaba ninguna casa en la ciudad para preguntar y comprendió que la condición que le había impuesto Buda no podía cumplirse, en todas las casas de la ciudad lamentaban la pérdida de algún ser. Llevó el cuerpo de su hijo al cementerio, se despidió de él y fue a encontrarse nuevamente con Buda. ¿has traído el grano de mostaza? No, respondió ella, he entendido la lección que quieres enseñarme. Me cegaba la pena y creía que yo era la única que había sufrido el dolor de la muerte de mis seres queridos. ¿por qué has vuelto? le preguntó Buda.

Para pedirte que me enseñes la verdad de lo que es la muerte, de lo que puede haber detrás y más allá de la muerte y si hay algo de inmortal en mí, enséñame a despertarlo. Buda comenzó su enseñanza diciéndole: si quieres conocer la verdad de la vida y la muerte, debes reflexionar sobre que en el universo sólo hay una ley que no cambia nunca, la de que todas las cosas cambian y ninguna es permanente. La muerte de tu hijo te ha ayudado a ver ahora que el reino en el que estamos, es un océano de sufrimiento; sólo hay un camino, uno sólo para escapar del incesante ciclo de nacimientos y muertes del Samsara que es el camino de la liberación. Puesto que el dolor te ha preparado para aprender y tu corazón se abre a la verdad, te lo mostraré. Krishna se arrodilló a sus pies y siguió a Buda el resto de su vida, se dice que cuando su vida llegaba a su fin, alcanzó la iluminación.

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