REYES MAGOS
La historia de los tres Reyes Magos, conocidos también como los Magos de Oriente, aparece relatada en la Biblia únicamente en el Evangelio según San Mateo. No menciona ni la procedencia ni el número de ellos. Mateo se refiere a ellos como “sabios”, “magos” o “astrólogos” y sólo nos dice los presentes que el niño Jesús recibió de ellos, es decir: Oro, Incienso y Mirra, y este hecho sería determinante para pensar que al igual que los regalos, fueron tres los Reyes Magos. Sus nombres no aparecen hasta el año 500 d. C., en una historia de la infancia de Jesús escrita en armenio donde los forasteros se presentan como los reyes Gaspar de la India, Baltasar de Arabia y Melchor de Persia. Siguiendo una estrella (estrella de Belén), llegaron de Oriente unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Vieron al niño con su madre María y se postraron ante Él, ofreciéndole, oro, incienso y mirra. No hay acuerdo en el número de los Reyes Magos; la versión de la Iglesia católica nos dice que fueron tres, otra leyenda nos dice que fueron cuatro al que se le daba el nombre de Artaban y los armenios nos dicen que fueron doce. San Mateo deja entrever que eran astrólogos/astrónomos, ya que conocían el movimiento de la estrella que les conduciría al Niño Jesús.
La estrella de Belén, al igual que los tres Reyes Magos, sólo se menciona en el Evangelio de San Mateo, considerándola como un símbolo o una señal del cielo a la Tierra. Hay estudios que nos dicen sin embargo que es un fenómeno astronómico. Una de las teorías más antiguas la enunció Orígenes en el siglo III y sostiene que la estrella era un cometa. Otras teorías dicen que fue una supernova, es decir una explosión estelar, que produce objetos muy brillantes en la esfera celeste y que inicialmente se conocía como Estella nova, teoría que parece errónea porque no se han encontrado restos de una explosión de tales dimensiones en el espacio y, otra teoría la más verosímil, es que era una conjunción, es decir la coincidencia aparente de dos o más planetas, viéndose desde la Tierra los planetas juntos o uno detrás de otro, resultando así más brillantes que si estuviera un solo planeta. Al parecer en tiempos de Jesús se dieron frecuentes conjunciones. De todas maneras es algo que se ignora, así que podemos interpretarlo como un milagro y cualquier opción es buena ya que les guió hasta el niño Jesús. De los restos de los Reyes magos, se dice que fueron enterrados en Saba y luego trasladados a Constantinopla, donde los descubrió Santa Elena en el siglo IV. El santo milanés Eustorgio fue aclamado obispo por el pueblo de Milán y decide partir a Constantinopla para que el emperador Constantino apruebe su nombramiento, solicita a Santa Elena la entrega del sarcófago con los venerables restos y lo transporta a Milán en un carro tirado por dos vacas. A pesar de la creencia, es muy probable que los huesos que llegaron a Colonia en 1164 en circunstancias poco claras después de viajar a través de Palestina, Bizancio y Milán y que ahora constituyen las famosas “reliquias de los tres magos” no pertenezcan a los “astrólogos”. Se cree que los restos fueron de utilidad para estabilizar la posición del emperador Federico I Barbarroja.
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