CIVILIZACIONES PERDIDAS
¿Existen los reinos subterráneos?, es decir, intraterrestres. Según la tradición budista, Agartha es uno de ellos, cuya capital principal sería Shambala, ubicada en el Desierto de Gobi. Para Helena Blavastky, estaría situada sobre el Mar de Gobi, donde tiempo atrás llegaron los Señores de la Llama (semi-dioses). Según la teoría de Chaney hace muchas Eras, almas avanzadas llegaron a la Tierra desde otros planetas, fueron los Anunaki, cuyos descendientes, los Annus, serían los que “ayudaron” a construir las grandes civilizaciones. Ayudaron a construir las Pirámides de Egipto y construyeron además ciudades subterráneas a las que se accedía a través de la Gran Pirámide donde se refugiaron del Diluvio. Los Annus sellaron la entrada para evitar que se les descubriera. Las ciudades y galerías subterráneas estarían por todo el mundo. Sus habitantes serían muy longevos, científicamente muy avanzados y de gran estatura. En ocasiones saldrían a la superficie para ayudar a los humanos. Habría una colonia en la selva del río Amazonas en Brasil y, de hecho, allá por los años sesenta y tantos, cuando yo aún vivía en Brasil fue avistada en el Amazonas una niña de unos doce años de aproximadamente unos tres metros de altura. Cuando leí la noticia en el periódico, en aquella época yo era pequeña y nada sabía de todo esto, no sabía nada de la posibilidad de que existieran civilizaciones bajo tierra, así que vuelvo a repetir la frase de Sócrates: Sólo sé que no sé nada. Adolf Hitler estaba más enterado que yo, ya que él si creía en los mundos intraterrestres y los buscaba afanosamente. A propósito de Adolf Hitler, de todos es sabido su afán por demostrar que la raza aria procedía de un continente perdido, y así pasó a formar parte de la Sociedad Thule, un grupo de estudio ocultista creado en 1918 por Rupdolf von Seborttendorff que creían en la teoría intraterrestre; siendo uno de sus deseos demostrar que la raza aria procedía de un continente perdido, a lo que contribuyó María Orsic, psíquica que consiguió convencer al grupo que el origen de la raza aria provenía de la estrella Aldebarán y no de la Tierra. Adoptaron el nombre de Thule en honor a la Ultima Thule, Tulé o Tile, nombre utilizado para designar un lugar lejano en el norte o cualquier lugar situado más allá del mundo conocido, considerando a Thule la capital de la Hiperbórea. En la mitología griega, Hiperbórea era una región ubicada en las tierras septentrionales aún desconocidas, al norte de Tracia, siendo sus habitantes gigantes inmortales. Su nombre en latín, Hyper Bóreas, (más allá de Bóreas) viene de la creencia que el dios del viento del norte, Bóreas vivía en Tracia, siendo también la residencia invernal del dios Apolo. En la antigüedad era el nombre dado a la parte más al norte de Europa, donde supuestamente el navegante griego Piteas de Massalia la descubrió en el siglo IV a. C., cuenta este navegante que llegó a Thule tras seis días de navegación desde Britania y que el sol de verano nunca se ponía. Los antiguos la situaron en el extremo norte cerca de Groenlandia o Islandia. Los romanos utilizaron la expresión Ultima Thule al referirse a la tierra desconocida más lejana y que se ha convertido en mito relacionándola con la Atlántida.
Richard E. Byrd, contralmirante de la marina de los Estados Unidos, relata que en 1947, voló al Polo Norte, pero al parecer realmente entró en el interior hueco de la Tierra donde fue saludado por objetos voladores nunca antes vistos por él. Recibieron indicaciones de cómo aterrizar y fueron entonces amistosamente saludados por emisarios de Agharta. Nos cuenta que encontró una próspera civilización y que vio animales parecidos a los mamuts de un inmenso tamaño. En su libro La Tierra Hueca, el Doctor Raymund Bernard, nos confirma la historia de Byrd a través del Dr. Cotton, el cual le relata como uno de sus pacientes que vivía en Noruega, le había contado que hizo una excursión junto a un amigo de aproximadamente un mes de duración y que al finalizar el mes habían viajado hacia el norte donde se encontraron navegando hacia un cañón que les llevaba al interior de la Tierra. Allí vieron un sol dentro de la Tierra, abundante vida animal y vegetal de enorme tamaño y que navegando más hacia dentro encontraron personas de tamaño gigante muy amistosas con las que convivieron durante un año.
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